Garrapatas, transmisores de agentes infecciosos
Las garrapatas son ácaros, artrópodos emparentados con las arañas. A pesar de ser los ácaros de mayor tamaño, las garrapas miden menos de 3 mm al nacer. Cuando no están alimentadas, su aspecto es algo redondeado en vista superior y planas en vista lateral, y su morfología (tamaño, color, etc.) varía en función de la especie, estadio de desarrollo (larva, ninfa, macho u hembra) y grado de alimentación.
Las garrapatas son ectoparásitos, desarrollan parte de su ciclo vital en el exterior de otro organismo, y se alimentan de sangre de vertebrados como mamíferos (incluido el hombre), aves, reptiles y ocasionalmente anfibios. Estos ácaros son cosmopolitas, su distribución depende de las condiciones ambientales y de la disponibilidad de hospedadores (vertebrados que parasitan). No obstante, se encuentran especies de garrapatas desde el ecuador hasta las áreas circumpolares, tanto en zonas rurales como urbanas, generalmente asociadas a la presencia de animales domésticos o salvajes. Exiten más de 900 especies de garrapatas, de las que al menos 37 se han descrito en España. Las especies que mayoritariamente pican al hombre en nuestro medio son aquellas de buscan su hospedador de forma pasiva, es decir, las garrapatas buscan un lugar adecuado en la vegetación y esperan hasta que pase un posible hospedador al que acceden por contacto directo. Una vez en el hospedador, buscan una zona adecuada para picar y alimentarse.
Estos artrópodos tienen gran importancia en salud humana, ya que se han convertido en los principales vectores de enfermedades infecciosas en los países industrializados, sólo superados en zonas tropicales por los mosquitos. Además, tienen gran importancia desde el punto de vista veterinario, dadas las graves pérdidas económicas que pueden ocasionar en el ganado. Las garrapatas pueden provocar enfermedad por diferentes mecanismos como traumatismos locales que puede dar lugar a sobreinfección por las bacterias de la piel, reacciones alérgicas o inoculación de neurotoxinas. No obstante, la manera más importante de cómo provocan enfermedad es la transmisión de agentes infecciosos (bacterias, virus y protozoos fundamentalmente). Son muchas las enfermedades transmitidas por garrapatas (ETG) conocidas hasta la actualidad. El número y tipo varía mucho en función de la zona geográfica y de las garrapatas que circulan en dicha zona. No todas las ETGs están presentes en todas las partes del mundo, ni todas las garrapatas son capaces de originar una enfermedad. Para que aparezca una ETG deben darse varios factores, que se encuentre el agente infeccioso y la especie de garrapata que lo transmite, que pique un ejemplar infectado y que la persona/animal sea susceptible a la infección. La mayoría de las veces que nos pique una garrapata no vamos a desarrollar una enfermedad, pero el riesgo, existe.
En España las ETG con importancia en salud humana son principalmente bacterianas, como la enfermedad de Lyme (Borrelia burgdorferi s.l.), fiebre botonosa (Rickettsia conorii, Rickettsia monacensis y Rickettsia sibirica mongolitimonae), DEBONEL (Rickettsia rioja y Rickettsia slovaca), anaplasmosis humana (Anaplasma phagocitophylum), tularemia (Francisella tularensis), etc. Pero también existen otras no puramente infecciosas como la parálisis neurotóxica. A la lista hay que sumar enfermedades víricas como los actuales casos de fiebre hemorrágica (virus de la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo). Además, también existen otras protozoarias como la Babesiosis (Babesia divergens y Babesia microti).
Prevenir picaduras
La prevención de picaduras es la medida más eficaz para evitar estas enfermedades. Principalmente hay que evitar el contacto con las garrapatas y, si no es posible evitar las zonas en las que habitan, hacerlo con las medidas de protección adecuadas (vestir prendas largas que cubran la mayor parte del cuerpo y de colores claros, zapato cerrado, camisa dentro de pantalones, calcetines sobre éstos, gorro, etc.) y uso de repelentes. Al final de la jornada hay que revisar las zonas del cuerpo en busca de posibles garrapatas, y en caso de haber sido picados hay que retirarlas lo antes posible.
Forma de extraerlas
La forma de quitar una garrapata es usando pinzas de borde romo, con la que se sujeta la garrapata lo más cerca posible de la piel. Se coloca la garrapata perpendicular y con una tracción suave, firme y mantenida se extrae. La zona de picadura debe de ser desinfectada. Hay que guardar la garrapata al menos 3 semanas hasta estar seguros de no tener ningún signo o síntoma que pueda indicar que se sufre una ETG. En caso de duda hay que acudir al entorno sanitario e informar de que ha podido ser picado por una.