Desde la Consejería de Salud se están haciendo muchos esfuerzos por hacer prevención de consumo de drogas

  • por una parte en medio escolar a través de distintas charlas que se imparten sobre las diferentes sustancias
  • por otra parte con las familias, para las cuales desarrollamos guías sobre el alcohol, el tabaco, el cannabis, la cocaína y más recientemente las TICS. Estas guía “Habla con ellos” permite a los padres aprender a hablar con sus hijos de las drogas, de sus riesgos…

A pesar de estas herramientas que tienen los jóvenes a su disposición, sigue existiendo un consumo de alcohol abusivo principalmente en los chamizos, los parques y otras zonas públicas.

Como consecuencia de ello los jóvenes (muchos de ellos menores de 18 años) asumen muchos riesgos  que aunque no les den importancia tienen una repercusión directa sobre la salud, el medio ambiente, la convivencia etc…

Para poder concienciar a estos jóvenes que su consumo conlleva riesgos y para reforzar las pautas educativas que pueden impartir los centros escolares y el núcleo familiar, hemos puesto en marcha desde este verano unas actuaciones educativas en zonas de ocio nocturno.

Varios grupos de educadores salen por las noches en las zonas de ocio (parques, calles, chamizos…) para poder hablar con los jóvenes de los riesgos y posibles daños que conlleva beber alcohol de manera descontrolada, o fumar, tanto cigarillos como cachimba o porros… aunque siempre se hace énfasis en que el menor riesgo es no consumir.

Los educadores no hablan con los jóvenes en un tono no paternalista: establecen con ellos un verdadero vínculo de confianza, llegando a ser en muchos casos el apoyo que van buscando por la noche.

Estas actividades educativas se llevan a cabo en Logroño capital pero también en varias poblaciones de la CCAA como Haro, Arnedo, Alfaro.

Durante las noches de los viernes o sábados, varios equipos de educadores pasean por las zonas de consumo (parque del Ebro, el Rebellín, el Quisco en Haro, los chamizos de Alfaro…) y empiezan a dialogar con los jóvenes para conocer sus hábitos de consumo y valorar el conocimiento que tienen en cuanto a riesgos y daños para su salud.

Las intervenciones se articulan alrededor de varios temas:

El tabaco

Los educadores disponen de cooxímetros que les permiten medir la cantidad de CO2 en los pulmones de los que desean hacerse a prueba. A raíz de estos resultados, generalmente se empieza un diálogo entre ellos y los jóvenes sobre los riesgos debidos al consumo de tabaco. En muchas ocasiones, los jóvenes se conciencian de que su salud está más en peligro que lo que imaginan. En es momento, intentan poner remedio inmediato a su “mala conducta”.

Con el cooxímetro,también se consigue que los educadores puedan desmontar mitos sobre el tabaco como por ejemplo el de la cachimba (la pipa de agua). Un gran parte de los jóvenes piensa que consumir tabaco de este modo es menos nocivo.

También entregan a los jóvenes unas tarjetas en las cuales se reflejan el coste diario, semanal, mensual y anual en función del número de cigarros que fuman. Esto les llama mucho la atención pues realmente no son concientes que con lo que se gastan al año, se podrían comprar un teléfono móvil de nueva generación!

El nivel de alcoholemia

Con los etilómetros que utiliza la Dirección General de Tráfico para hacer los controles de alcoholemia en las carreteras, los educadores miden el nivel de alcohol de los jóvenes y empiezan a comentar con ellos los riesgos que conlleva este consumo. Les entregan también una tarjeta que les puede ayudar a controlar su nivel de alcoholemia. En dicha tarjeta se reflejan los niveles que de alcohol en función del género, del peso y de las cantidades ingeridas.

Las relaciones

El consumo de alcohol descontrolado afecta las relaciones personales pues uno se puede comporta de manera agresiva, violenta y esto puede provocar peleas. Los educadores comentan con ellos estos riesgos y les orientan hacia el no consumo y en su caso hacer un consumo más controlado para que las noches de ocio no lleguen a ser peligrosas sino que las disfruten debidamente con sus amigos.

La dosificación

Uno de los mayores problemas que destacamos en el consumo de alcohol por parte de los jóvenes es que no son conscientes de las cantidades de alcohol que ingieren. A menudo, los jóvenes confiesan que no saben como mezclan sus botellones de bebidas y que lo hacen completamente a ojo! Los educadores les explican que tienen que reducir las cantidades para no llegar a consumir demasiado alcohol. Si no lo hacen, les puede llevar a una intoxicación o hasta un coma etílico. 

Alternar bebidas con y bebidas sin

Uno de los consejos que se dan a través de los educadores es que si uno decide beber, para no ingerir cantidades de alcohol demasiadas perjudiciales, pueden alternar bebidas con alcohol y bebidas sin alcohol. Muchas veces los jóvenes no conocen alternativas a los botellones de alcohol. Por eso los educadores les entregan unas recetas de cócteles sin alcohol, para despertarles la curiosidad de probar otra cosa, teniendo la sensación de que están tomando un botellón como los demás pero no peligroso para su salud. Así, los educadores aprovechan para charlar con ellos sobre la necesidad que sienten ellos de beber alcohol para poder relacionarse con los demás y les argumentan que esto puede llevar muchas veces a alejarles de sus amigos.

El vecindario

Uno de los problemas del botellón a los cuales la gente parece ser más sensible es el tema de la suciedad que dejan los jóvenes y el ruido que pueden hacer y que molesta a los vecinos que viven en las zonas de consumo. Los educadores hablan, dialogan con ellos y les sensibilizan sobre estos temas. Les entregan unas bolsas de basura que ellos utilizan para recoger sus lo que normalmente dejan en el suelo y luego al marcharse dejan la bolsa en los contenedores de basura.

A través de este tipo de actuaciones educativas en zonas de ocio nocturno, los educadores complementan las labores educativas que pueden recibir los jóvenes en los institutos y en sus propias familias, pero desde una perspectiva de confianza que buscan los jóvenes.

Por la edad que tienen, los jóvenes necesitan autoafirmarse como persona y no quieren que nadie les “ralle” como dicen ellos, pero en cambio necesitan, y lo confiesan, alguien que les escuche y les ayude cuando están fuera de casa.

Los educadores han observado que los jóvenes mayores de 18 años están preocupados por el consumo que hacen los menores y en muchos casos ellos mismos no saben como actuar con los más pequeños para que moderen su consumo.

Esta figura del educador cumple con muchos de los requisitos que van buscando ellos es decir 

  • alguien que les pueda ayudar cuando están en una situación crítica por la noche (intoxicación o coma etílico)
  • alguien que no les va a echar la bronca si se han pasado con su consumo sino que les va a ayudar a afrontar la situación
  • alguien que sepa resolver muchas de las dudas que tienen.

En conclusión, este proyecto de la Consejería de Salud, cuyo objetivo es que los jóvenes no consuman, y que si lo hacen lo hagan de modo menor perjudicial, está demostrando un gran impacto sobre el consumo de bebidas alcohol por parte de los jóvenes.