Cualquier conducta normal placentera es susceptible de convertirse en un comportamiento adictivo, en función de la intensidad y frecuencia principalmente.

Aunque el concepto de adicción se centra principalmente en el consumo de sustancias (adicción química), en la actualidad se encuentran conductas potencialmente adictivas que incluyen el juego de azar, videojuegos, nuevas tecnologías, el trabajo, las compras…

Internet permite cubrir dos tipos de necesidades: la estimulación solitaria y la búsqueda de interacción social, y, como herramienta de múltiples posibilidades de comunicación e interacción, ofrece innumerables ventajas para la educación, el comercio, el entretenimiento… Sin embargo, también contribuye a reducir el círculo social al desplazar la actividad social y reemplazar los lazos de unión fuertes por otros más débiles, prescindiendo de la proximidad física y afectando con ello al bienestar psicológico.

Esta dependencia psicológica puede llegar a afectar al normal desenvolvimiento en el trabajo, las relaciones sociales y familiares, la economía personal/familiar aunque no tiene las consecuencias físicas negativas de la adicción química o a sustancias, a excepción de la falta de sueño por la dedicación intensiva que puede provocar fatiga, debilitación del sistema inmunitario y, en consecuencia, un deterioro de la salud. También se producen cambios psicológicos negativos como alteraciones del humor, ansiedad si la conexión es lenta, irritabilidad si se interrumpe…El adicto se aísla del entorno y no atiende las obligaciones sociales.