El 56% de los riojanos presenta altos niveles de colesterol

A través de un programa de dislipemias en Atención Primaria y de la Unidad de Lípidos y Riesgo Cardiovascular del Hospital San Pedro se controlan a los pacientes con alteraciones de este factor de riesgo cardiovascular

El exceso de colesterol (hipercolesterolemia), junto a otros agentes nocivos para la salud, forma parte de los factores de riesgo cardiovascular. Esta patología ha sido priorizada por la Consejería de Salud y Servicios Sociales en el II Plan de Salud de La Rioja, en donde se estableció, entre sus líneas preferentes, la intervención sobre los hábitos y estilos de vida saludables como eje transversal a otras líneas estratégicas que actúan sobre las enfermedades cardiovasculares, la diabetes, la obesidad la hipertensión arterial, el tabaquismo, o el envejecimiento.

El estilo de vida de los ciudadanos está relacionado con su estado de salud y su calidad de vida. De los diez factores de riesgo identificados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para el desarrollo de enfermedades crónicas, cinco están vinculados con la alimentación y el ejercicio: obesidad, sedentarismo, hipertensión arterial, hipercolesterolemia y consumo insuficiente de frutas y verduras.

La detección y diagnóstico de esta patología se lleva a cabo habitualmente en el nivel asistencial de atención primaria. Médicos y enfermeras de los centros de salud disponen de un programa específico dirigido a este grupo de pacientes crónicos, denominado de dislipemias. Según el último protocolo de actuación para pacientes que presentan hipercolesterolemia, revisado y consensuado hace algo más de un año por facultativos especialistas del Hospital San Pedro y por profesionales de primaria, han incluido en el programa sanitario a cerca de 47.000 riojanos con exceso de colesterol, para captar a la población con niveles anómalos de colesterol.

Mediante el protocolo de actuación llevan a cabo los controles periódicos para valorar el estado de salud de los pacientes, así como ofrecerles un plan de cuidados y seguimiento del mismo. Buena parte de este plan, además de la posible intervención farmacológica, pasa por ofrecer consejos y recomendaciones en torno a estilos saludables de vida, especialmente la vigilancia de la dieta y el fomento del ejercicio.

Cuando la hipercolesterolemia se  transmite genéticamente, causando niveles muy altos de colesterol a las familias portadoras de una alteración específica en el cromosoma 19, se establece el diagnóstico de Hipercolesterolemia Familiar (HF). Por tanto hay individuos que presentan el doble o el triple de concentración de LDL-colesterol (“malo”) que el resto de la población, debido a los genes que heredaron de sus padres, y cuyos hijos tendrán un 50% de probabilidad de adquirir este padecimiento.

El aumento del colesterol se manifiesta desde la infancia, presentándose con igual frecuencia entre ambos sexos. Pero es principalmente en la edad adulta donde se van a mostrar los niveles más altos de LDL-colesterol, cuyo depósito en las arterias coronarias causará,  precozmente, las complicaciones cardíacas más importantes: la angina de pecho, el infarto, o la muerte secundaria a éste.

Para su correcto diagnóstico, los riojanos disponen de la Unidad de Lípidos en el Hospital San Pedro, donde en base a una serie de criterios clínicos y analíticos, se realizan desde hace varios años estudios dirigidos a un diagnóstico preciso, y a la determinación de la anomalía genética causante de la Hipercolesterolemia Familiar. En estos momentos llevan el control de algo más de 100 familias con este problema de salud.

Una vez que los facultativos del Hospital San Pedro identifican a una persona con HF solicitan un análisis de colesterol a los familiares en primer grado (hijos, hermanos, padres) para que todos ellos se puedan beneficiar del oportuno tratamiento en caso de estar igualmente afectos.

Dado el elevado riesgo que corren los individuos con HF de sufrir una enfermedad coronaria, es imprescindible instaurar un tratamiento farmacológico enérgico para reducir los niveles de colesterol además de adoptar hábitos de vida saludables, que fundamentalmente se basan en una dieta baja en colesterol, en grasa saturada y en grasa “trans”. (grasas de origen animal, como la que hay presente en los lácteos enteros y en las carnes de herbívoros; grasas vegetales provenientes del coco y la palma; margarinas confeccionadas por hidrogenación de aceites vegetales).

¿Qué es el colesterol?

El colesterol es uno de los lípidos o grasas más importantes que se encuentran en nuestro organismo. En circunstancias normales, casi todo el colesterol procede del que absorbemos de los alimentos y del que el hígado es capaz de elaborar. Este colesterol pasa a la sangre - donde es transportado por unas proteínas especialmente diseñadas para ello, las lipoproteínas, - para ser distribuido hacia los diversos aparatos y sistemas del organismo.

Cuando existe un exceso de colesterol circulante en la sangre, tiende a depositarse en la pared de las arterias, originando las denominadas “placas de ateroma”. Las placas de ateroma están constituidas, principalmente, por el colesterol allí almacenado.

Los niveles altos de colesterol en sangre perpetúan este proceso. Las placas van aumentando de tamaño, lo que contribuye a una mayor rigidez de los vasos sanguíneos y a una progresiva obstrucción de los mismos. En ocasiones, las placas se rompen, formándose trombos que potencialmente pueden ocluir total o parcialmente la arteria.

Todos estos fenómenos originan una enfermedad denominada arteriosclerosis, responsable de diversos cuadros cardiovasculares que, dependiendo de la localización de las arterias afectadas, puede dar lugar a una cardiopatía isquémica: angina de pecho e infarto agudo de miocardio; accidentes cerebrovasculares: infartos y trombosis cerebrales; arteriopatía periférica: isquemia de los miembros inferiores; aneurismas aórticos e isquemia intestinal.




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Fotografías: Eduardo Bastida