La Consejería de Salud y Servicios Sociales ha atendido en el último año a 603 menores en situación de desprotección

En los nuevos expedientes, aumentaron el 20% los menores en riesgo respecto al año anterior pero descendieron un 42% los tutelados por la CAR

El consejero de Salud y Servicios Sociales, José Ignacio Nieto, ha presentado hoy los datos de actividad que su departamento ha registrado en la protección de menores y que comprende aquellas actuaciones encaminadas a velar por el respeto y la protección de los derechos y libertades de los niños y niñas de la región, “una de las responsabilidades más destacadas que desarrolla el Gobierno de La Rioja en el ámbito de los Servicios Sociales”.

Así, y según ha destacado Nieto, que ha comparecido junto a la directora general de Servicios Sociales, Carmen Corral, la Consejería atendió el año pasado a 603 menores en situación de desprotección. La mayoría de ellos, siete de cada diez, fueron atendidos por vivir situaciones de riesgo, una atención que se presta sin sacar al menor de su núcleo familiar. Sin embargo, en tres de cada diez casos la Comunidad Autónoma de La Rioja, tuvo que asumir su guarda y/o tutela.

En los nuevos expedientes, aquellos iniciados en 2013, se ha constatado un incremento del 20% respecto al año anterior en el número de menores atendidos por riesgo, 128 en 2013 frente a 107 en 2012. Por el contrario, se certifica un descenso del 42% en el número de menores declarados en desamparo, aquellos cuya tutela tiene que asumir la CAR, ya que se iniciaron 24 expedientes en 2013 frente a los 56 del año anterior.

La primera situación implica que el menor, sin estar privado en su ámbito familiar de la asistencia moral y material necesaria, sí se ve afectado por cualquier circunstancia que perjudica su desarrollo familiar o social. Se trata de menores a los que no se aparta de su núcleo familiar, más bien lo contrario, ya que los esfuerzos de Servicios Sociales se centran en ofrecer el apoyo que la familia necesita para revertir la situación de riesgo, garantizar las necesidades básicas del menor y promover su desarrollo integral.

Por su parte, la segunda situación, más compleja, implica certificar que el menor carece de la atención moral o material necesarias y se determina que lo mejor para él es que la Comunidad Autónoma asuma su tutela, convirtiéndose en su representante legal, asumiendo su guarda y administrando sus bienes, responsabilidad que se ejerce a través de la Fundación Tutelar.

Hay casos en los que la Administración ejerce la guarda del menor pero no la tutela. La diferencia es que mientras la tutela es permanente y definitiva, la guarda es transitoria y se debe a que los padres no pueden hacerse cargo de sus hijos de forma temporal, por ejemplo, por un ingreso en prisión o por una enfermedad grave. En esos casos, la Administración asume la guarda, lo que implica velar por él, tenerlo en su compañía, alimentarlo, educarlo y procurarle una atención y formación integral, pero los padres mantienen la tutela.

Tanto para cumplir con la responsabilidad de la tutela como con la de la guarda, la Consejería dispone de 101 plazas residenciales (con una ocupación media del 60%) y la inestimable colaboración de familias de acogida. Así, el año pasado 142 niños recibieron acogimiento residencial en alguno de los 6 recursos residenciales que la Consejería de Salud y Servicios Sociales gestiona en La Rioja o en centros de fuera de la comunidad cuando así lo requerían las circunstancias del menor, el mismo número que el año anterior.

En estos centros, los niños reciben una atención integral 24 horas al día, 365 días al año, que engloba aspectos como su alimentación, higiene o vestido, atención a la salud, atención psicosocial, educación y formación, orientación laboral y ocio, y también afecto. Son atendidos por educadores, trabajadores sociales, psicólogos y auxiliares y a su mantenimiento, la Consejería destina en torno a 3,4 millones de euros al año.

Mientras que otros 55 menores recibieron acogimiento familiar (64 en 2012), tanto en familias extensas, es decir, compuestas por miembros de su propio entorno, como en familias de acogida. En cualquier caso, siempre que sea posible, la Consejería prima el acogimiento familiar frente al residencial, ya que se ofrece al menor una mejor integración en su medio familiar y social y se evitan situaciones de desarraigo que perjudiquen su desarrollo integral.

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