Un viaje, para considerarse combinado, debe ofrecer, por un precio global, al menos dos de los siguientes servicios: transporte, alojamiento y otras prestaciones importantes (por ejemplo, excursiones programadas, alquiler de vehículos, etc). Es necesario que, además, su duración sea superior a 24 horas o que comprenda, al menos, una noche de estancia.
Un consumidor puede cancelar el viaje en cualquier momento, aunque no haya firmado un seguro. Sin embargo, deberá pagar una indemnización por los gastos de gestión, los de anulación –si existen— y una penalización que variará en función de cuándo lo comunique respecto a la fecha de salida:
- En más de diez y menos de quince días: un 5 % del total del viaje.
- Entre el día tres y el diez: un 15 %.
- En las 48 horas anteriores: un 25 %.
Si no se presenta en la salida, deberá pagar el precio íntegro, salvo que haya acordado otra cosa.
Si el contrato incluía condiciones especiales, como un vuelo o un buque chárter o tarifas especiales, los gastos de cancelación se establecerán según las condiciones acordadas.
Y si la cancelación se debe a causas de fuerza mayor, como una enfermedad grave e inesperada o el fallecimiento de un familiar directo, se podrá cancelar sin pagar ningún tipo de indemnización.