Como consumidores debemos ser responsables de nuestros residuos y ser conscientes de que desechar el aceite usado por el desagüe crea importantes problemas medioambientales.
Existe la posibilidad de gestionar este residuo de manera que pueda ser reciclado y convertirse en materia prima para múltiples usos. El aceite reciclado se usa en industrias como la química, la cosmética o la farmacéutica para elaborar abonos, barnices, cera, cremas, detergentes, jabones, pinturas, velas, etc. También se utiliza para la obtención de biocombustible para motores diesel.
Hasta hace algunos años los consumidores que se decidían a gestionar su aceite usado para su posterior reciclado debían llevarlo a los “puntos limpios”. Para facilitar esta labor y que los ciudadanos no tengan que desplazarse hasta unas instalaciones que normalmente se encuentran en las afueras de los municipios, en las calles de muchas localidades se están instalando contenedores específicos para la recogida de este residuo.
Existen otras iniciativas para la recogida de aceite usado, como es el caso de ONGs que, previa autorización municipal, instalan sus propios contenedores o realizan la recogida a domicilio. En algunas grandes superficies comerciales y supermercados también pueden encontrarse puntos de recogida de aceite.
¿Qué aceite se recicla?
Los aceites que se pueden reciclar son los sobrantes de cocinar o freír; ya sean de oliva o de girasol, los aceites de las conservas, las grasas como la manteca de cerdo o mantequilla, y las que estén estropeadas o caducadas. No se puede depositar en los contendores aceite de motor, grasas industriales o aceites con base de petróleo.