La visita al urólogo, un seguro de vida para los hombres

El cáncer de próstata es el más común entre los hombres riojanos. En concreto, el 21% de los tumores que se diagnostican en varones en nuestra región son de próstata. Una incidencia que se repite también a nivel nacional y europeo que le convierte en el más frecuente entre los hombres por delante del de pulmón y del colorrectal. La buena noticia es que no es el más letal,su tasa de supervivencia a los cinco años del diagnóstico es del 75% y su porcentaje de curación, si se detecta en estadios inferiores, es superior al 60%. La media de edad de los pacientes afectados por este tipo de tumor se sitúa en los 69 años. Lo peor, que es asintomático y tarda en dar la cara.

“Es necesario diagnosticar y tartar el cáncer de próstata para que no haya un mal pronóstico” advierte el Jefe de Urología del Hospital San Pedro, Fernando Martínez Castellanos, quien hace referencia a los estudios que demuestran que “el tratamiento de este tumor disminuye su mortalidad en un 20% y sólo el 5% de los casos que se diagnostican llegan a tener metástasis”.

Aunque se desconocen las razones de su origen Martínez Castellanos, señala tres factores de riesgo: la edad, el origen étnico y la genética. “El 80% de pacientes con más de ochenta años tienen un cáncer de próstata anatomopatológico”, comenta el doctor. En cuanto al origen étnico “hay que decir que la raza negra registra el doble de casos, ya que en el cáncer de próstata hay una influencia clara de la testosterona y la carga de testosterona es mayor en la raza negra”.

Respecto a la disposición genética, “sólo el 10% de los cánceres de próstata son genéticos”, responde Martínez Castellanos. “Se considera disposición genética si tienes 3 o más familiares con cáncer de próstata o algún familiar con cáncer de próstata antes de los 55 años, sobre todo familiares de primer grado”, continúa. El jefe de Urología matiza aún más, “si tienes un familiar con antecedentes de cáncer de próstata la incidencia se dobla, pero no se considera genético; si tienes tres familiares, sí, y las posibilidades se pueden quintuplicar”.

Es un tumor que tarda en dar la cara porque su evolución es lenta, entre 15 y 20 años. Además, subraya Martínez Castellanos, es un cáncer que no presenta síntomas específicos. “Los síntomas son los mismos que los de un paciente con hiperplasia benigna de próstata, dificultad para orinar, aumento de la micción … totalmente inespecíficos”, explica el especialista. “El único síntoma, cuando hay metástasis, es el dolor lumbar, pero eso ocurre en el 5% de los casos”, añade. El urólogo deja claro que “una hiperplasia benigna de próstata no tiene porqué derivar en cáncer” y “si operas de hiperplasia no reduces el riesgo de tener cáncer de próstata”.

Tacto rectal y test PSA

Como en cualquier otro tipo de tumor la detección precoz es fundamental para alcanzar la curación. Estamos ante un cáncer que no se puede prevenir, carece de síntomas específicos y tarda en revelarse. Por ese motivo una revisión a tiempo es crucial.

En la detección precoz y diagnóstico de un cáncer de próstata “el tacto rectal y conocer los niveles del test PSA son los dos pilares básicos”, advierte Martínez Castellanos. Pero, ¿qué es el PSA? Es el antígeno prostático específico, una sustancia producida por las células en la glándula prostática, producido tanto por células normales como cancerosas. Se encuentra principalmente en el semen, aunque también se puede localizar en pequeñas cantidades en la sangre.

“El varón por naturaleza es más reacio a que se le revise”, comenta Martínez Castellanos. “El tacto rectal, que hasta hace poco era un tema tabú, es sin embargo una prueba fundamental en el diagnóstico del cáncer de próstata. Antes, los hombres no querían que se les hiciera un tacto rectal. Eso ha cambiado en los últimos 20 años”.

Este cribado “se ofrece a los varones a partir de los 50 ó 55 años y a pacientes con 45 años si tienen antecedentes familiares directos de cáncer de próstata”, comenta el responsable de Urología del San Pedro. “El seguimiento lo hacemos cada año entre quienes acuden al urólogo. Si el nivel de PSA es menor de un nanogramo, el seguimiento se puede hacer cada dos”, explica el doctor. “En pacientes de más de 75 añossin síntomas, no es necesario”, añade.

Una cosa quiere dejar clara Martínez Castellanos, “el antígeno prostático, el PSA, no determina que se tenga cáncer porque no sólo es específico del cáncer de próstata. El PSA es muy sensible yse eleva también en enfermedades benignas, infeccionas, enfermedades de la próstata”. Por ese motivo, además del análisis, es necesario el tacto rectal y, ante la sospecha, el diagnóstico se confirma con una biopsia.

“Ahora se están usando nuevas formas como el test PCA3 o el test PHI, pero realmente está en entredicho que superen la determinación del PSA. Hay también otros marcadores alternativos, pero aún están en investigación. Porque el marcador ideal aún no lo tenemos”, admite el facultativo.

Los especialistas subrayan que el aumento de los diagnósticos de cáncer de próstata está relacionado con “el aumento en la edad media de la población, la mejora de la atención sanitaria, las campañas de diagnóstico precoz, el amplio uso para la determinación del PSA, el tacto rectal y los avances en técnicas de imagen”.

Incontinencia e impotencia

Los efectos secundarios más temidos por el paciente con este tipo de cáncer son la incontinencia y la impotencia. El tratamiento se puede hacer con cirugía abierta, laparoscópica o robótica. “Las tres técnicas tienen las mismas posibilidades de solucionarlo y los mismos efectos secundarios, o similares, tanto en impotencia como en incontinencia”, aclara Martínez Castellanos. “Aunque quizá la robótica tenga una recuperación mejor”, reflexiona. Otros pilares básicos en el tratamiento de este tumor son la braquiterapia y la radioterapia y en el caso de tener que enfrentarnos a un cáncer de próstata metastásico “tenemos armas hormonales y en los últimos estadios, quimioterapia”.

La calidad de vida de los pacientes tras los tratamientos suele ser buena. “La incontinencia es lo que peor llevan, aunque se puede solucionar con esfínteres artificiales o prótesis de contención uretral. La impotencia es más llevadera”, responde el urólogo, quien deja muy claro que “cuando tratamos un cáncer, lo primero es curarlo y luego ver que las consecuencias de la cirugía sean las menores posibles, pero lo primero es curar el cáncer”.

En el proceso a la hora de afrontar esta enfermedad se “está avanzando muchísimo, sobre todo en la utilización de terapias focales, es decir, afrontar el foco más importante del cáncer y dejar el resto de la próstata sin tratar, con el fin de disminuir los problemas de impotencia e incontinencia”. Aunque el especialista subraya un detalle, “el cáncer de próstata es multicéntrico en un 70%, eso significa que hay varios focos que además pueden no manifestarse al mismo tiempo”. Hay que recordar que se trata de un tumor de evolución larga.