Muy pocas personas le achacan los riesgos que provoca. El consumo de bebidas alcohólicas entre los jóvenes españoles ofrece ya cifras alarmantes.

Las pautas de ocio se modifican durante el verano especialmente entre los jóvenes, los planes se multiplican, el mapa se llena de multitud de fiestas locales, de festivales de música… Y su modelo de diversión, en el que el alcohol tiene un papel protagonista, preocupa notablemente.

La forma de beber que se está abriendo paso en el ocio de muchos adolescentes y jóvenes españoles es el ‘binge drinking,’ o consumo intensivo de alcohol durante las tardes y las noches del fin de semana. Consiste en darse un atracón con más de cinco bebidas alcohólicas en un máximo dos horas para luego poder volver a casa “en condiciones” o para entrar en la sesión light de la discoteca. Por su corta edad la mayoría no tiene percepción de las secuelas que beber de esta forma provoca en su desarrollo cerebral.

En España la edad media de inicio en el consumo de alcohol (probarlo de manera experimental) es de 13,8 años, una de las más bajas de Europa.

A partir de los 16 años el consumo se dispara y se convierte en habitual y continuado durante los fines de semana. La Rioja ocupa uno de los primeros y peores puestos en lo que a consumo de alcohol se refiere. Según los datos de la última encuesta realizada en 2014 a jóvenes de entre 14 y 18 años matriculados en los institutos de la región, el 78,9% dice haber bebido alcohol alguna vez, 7 de cada 10 afirman haberlo consumido en el último mes y 1 de cada 4 reconoce haberse emborrachado en los últimos 30 días. Alarma especialmente saber que para el 96% resulta muy fácil conseguir bebidas alcohólicas ya que, si no las pueden comprar directamente en comercios o consumir en bares (donde paradójicamente es más barato tomar un vino o una caña que un refresco), siempre encuentran a adultos dispuestos a comprárselas en los supermercados.
Llama la atención que también en el alcohol, al igual que con otras sustancias como el tabaco, son las chicas las que antes se inician en su consumo y las que en mayores cantidades lo hacen.

En España el alcohol es demasiado fácil de conseguir

Para Cristina Nuez, psicóloga del Servicio de Drogodependencias y Otras Adicciones del Gobierno de La Rioja, entre las causas de que el consumo de alcohol en España se inicie a edades tan tempranas la principal es la fácil accesibilidad de los jóvenes a las bebidas alcohólicas tanto en casa como en comercios, supermercados, bares…. También influyen la normalización de su consumo, muy presente en su día a día; la imitación de modelos como el de los padres, entrenadores deportivos, familiares…, que también beben alcohol; el extendido patrón cultural que asocia alcohol con fiesta y diversión; y, por último, la estética tan atractiva de los anuncios que publicitan las bebidas alcohólicas.

Inconsciencia entre los jóvenes

“La mayoría de los jóvenes, indica Nuez, no tienen percepción de los riesgos que provoca el alcohol y un alto porcentaje considera que por beber no pasa nada, pero es importante informarles de que es una droga depresora que dificulta el desarrollo de su cerebro y su capacidad cognitiva”. De hecho, los datos señalan que más del 45 % asegura no recordar nada al día siguiente, el 10% confirma haber mantenido relaciones sexuales de las que se arrepiente y de las que el 24% son sin protección. Además, el 3% reconoce haber conducido borracho alguna vez, el 17% asegura haber vuelto a casa en un coche con un conductor que todavía estaba bajo los efectos del alcohol y más del 34% ha tenido alguna pelea tras beber.

“Cuando se habla con ellos, reflexiona la terapeuta, la mayoría señala que tras consumir alcohol se sienten eufóricos, contentos y sin vergüenza para ligar”. Es frecuente escucharles frases como ‘necesito beber para divertirme, soy más enrollado si bebo, beber me ayuda a desinhibirme…’ Lo que desconocen es que el efecto real que causa es el contrario ya que normalmente, el alcohol nos hace hablar más de la cuenta, no se nos entiende y podemos llegar a resultar pesados para el entorno, lo que provoca una gran mayoría de las peleas nocturnas. Además, el consumo de alcohol causa también dificultades de memoria y concentración por lo que el rendimiento escolar baja, las discusiones en la familia aumentan, dificulta las relaciones sexuales y aporta calorías vacías ya que no alimenta, pero engorda. Una cerveza o un vino equivalen a 70kcal.

Pautas de prevención

Aunque hoy en día el porcentaje de jóvenes que no consumen alcohol es casi testimonial, lo cual resulta alarmante, Cristina Nuez indica algunas pautas de prevención que se pueden aplicar antes de llegar a la adolescencia.

  • No esperar a la adolescencia (14-18 años) para prevenir. Desde que los niños tienen 4 o 5 años, edad en la que empiezan a preguntar más, podemos ‘romper’ la normalización y demostrarles que ‘no todo el mundo bebe’.
  • Enseñarles desde pequeños la importancia de tomar decisiones propias aunque vayan en contra del entorno. La autoestima y el respeto son dos características claves durante la adolescencia.
  • Fomentar que los jóvenes lleguen a la adolescencia con hobbies saludables. El desarrollo de actividades deportivas o de ocio cultural (música, excursiones…) en el tiempo libre fomenta y consolida hábitos de vida saludables.
  • 0 Permisividad. No ofrecerles nunca alcohol ni permitir que consuman con los padres. No vale el argumento de ‘como es Navidad, pero si estamos de boda…’ Si permites esto una vez será difícil imponer lo contrario luego. Si el adolescente utiliza el argumento de ‘tú también bebes’ debes ‘exigir’ que él no lo haga, demostrar autoridad y límites.
  • Apoyar a los hijos que deciden no beber a pesar de la insistencia de la mayoría. Esto ayudará a reforzar su fuerza de voluntad y carácter aportándole seguridad y autoestima. Si el adolescente que se niega a beber no encuentra apoyo es posible que se sienta demasiado débil e inseguro para mantener su decisión.
  • Poner límites. No ofrecer más cantidad de dinero o paga de fin de semana de lo razonable para su edad y, cuando haya oportunidad de hablar con ellos, preguntarles en qué se han gastado el dinero.
  • Conocer las pautas de ocio de los hijos. Es importante saber con quién va, dónde está y qué hace. Los riesgos se multiplican cuando dispone de más dinero, más tiempo libre y más días de fiesta.
  • Dialogar y hablar con ellos de los riesgos reales del consumo de alcohol, no sólo de los que repercuten en la salud, en el rendimiento académico, el rendimiento deportivo, el riesgo de accidente de tráfico, las disfunciones en las relaciones sexuales…

¿Cuándo actuar? Pautas y teléfono de ayuda para los padres

La psicóloga apunta que no es extraño encontrar a padres desorientados, incluso perplejos en ocasiones, sin saber qué decir o cómo reaccionar en situaciones como la llegada a casa del hijo con evidentes signos de embriaguez. Por ello señala que al primer indicio de que un joven vuelve a casa con signos de haber consumido alcohol (olor, ojos vidriosos, vómitos…) lo más importante es sentarse a hablar con él o ella al día siguiente, recordarle los efectos negativos que tiene y poner nuevos límites muy claros como puede ser rebajar el dinero de paga o adelantar la hora de vuelta a casa. Lo que no se puede hacer es no hacer nada, siempre es mejor buscar consejo y actuar que dejarlo pasar.

Según Nuez es importante recordar que los adultos tienen un papel importante en el cambio de concepto del alcohol, aunque los profesionales reconocen que no es fácil al tratarse de una sustancia legal, barata y de consumo normalizado a la que muy poca gente le achaca los riesgos que produce. Por eso, cuando las familias no saben a quién recurrir para que les oriente y mantener esa charla necesaria con los hijos el Servicio de Drogodependencias y Otras Adicciones del Gobierno de La Rioja ha editado la guía ‘Habla con ellos del alcohol’ y pone a disposición el teléfono gratuito 900-714110 en el que profesionales en la materia podrán ofrecerles pautas de actuación, asesoramiento e información de los recursos existentes.