Ana Casbas Artal
Psicooncóloga de la Asociación Española Contra el Cáncer en La Rioja

“Cuando se tiene cáncer no hay que esperar a estar bien para hacer cosas, hay que hacer cosas para estar bien”

Ana Casbas es la mano amiga para muchos pacientes con cáncer en La Rioja. Para ellos y para sus familiares. Les escucha, comprende y tiende los puentes que les ayudan a superar una de las etapas más duras de su vida. Como ella dice, su tarea “no es curar, sino dar pautas para afrontar la enfermedad”. Desde su voz tranquila, pausada, predomina siempre un mensaje positivo, de esperanza, podemos luchar contra el cáncer, nuestra vida puede seguir adelante”.

- Según los últimos datos revelados por la Sociedad Española de Oncología uno de cada dos hombres y una de cada tres mujeres padecerán cáncer a lo largo de su vida, ¿conocer estas previsiones es bueno o malo a la hora de afrontar o pensar en la enfermedad?

- Depende de cómo lo interpreten las personas. Sí que es cierto que a raíz de las noticias en prensa de que han incrementado los diagnósticos de cáncer yo me he encontrado en consulta con muchos pacientes que temen eso, el hecho de que haya más casos de cáncer. Intento transmitir que en realidad esos datos lo que significan es que hay más prevención y eso es algo positivo porque se diagnostica antes y, cuanto antes diagnosticamos la enfermedad, mejor podemos combatirla. También sabemos que una mayor esperanza de vida es un factor que influye en los diagnósticos de cáncer.

-¿La prevención nos puede llevar a la paranoia?

- Prevenir significa hacer nuestras revisiones anualmente tal y como nos indica la medicina. La paranoia es no parar de pensar, ya rozaríamos en un trastorno psicológico, la hipocondría.

- ¿Cuál es el impacto emocional de una persona cuando recibe un diagnóstico de cáncer?

- El momento del diagnóstico es un momento que se caracteriza por mucha incertidumbre. El paciente y la familia se encuentran en un momento de intenso choque. Y se presentan distintas emociones, como la ira, la negación, un sentimiento de culpa, de desesperación, ese sentimiento de que de repente mi vida se derrumba.

- Esas son las diferentes reacciones emocionales de pacientes y familiares, pero ¿hay diferentes perfiles de enfermos de cáncer?

- Las reacciones emocionales suelen ser más o menos parecidas en todas las personas pero el modo de afrontarla enfermedad no es el mismo. Depende de las experiencias previas de cada uno, de los recursos con que cada uno cuenta o siente que cuenta, ese espíritu de lucha, la soledad o el estar acompañado, recursos económicos. Influyen muchos factores en cómo afronta cada persona la enfermedad. Si yo la afronto de una manera muy pasiva o caigo en un estado de ánimo muy depresivo, voy a tender a no salir, a la inactividad, eso es como un círculo, cuanto menos activo estoy más cae mi estado de ánimo. Yo suelo transmitirles que no hay que esperar a estar bien para hacer cosas, hay que hacer cosas para estar bien.

- ¿Cuál es la primera emoción que se siente ante el cáncer?

- El miedo, el miedo es la emoción primaria. Pero el miedo no es malo. Todas las emociones tienen una función y el miedo es una alarma. Cuando mi mente detecta que hay un peligro, una amenaza, surge esa alarma del miedo. Si el miedo no existiera cometeríamos muchas imprudencias en la vida, cierto grado de miedo no es malo, siempre y cuando no me anule, no me incapacite para seguir adelante.

- ¿Cuándo hay más miedo, cuando estás esperando los resultados o cuando ya los conoces?

- Cuando estás esperando. La incertidumbre es el factor principal de la ansiedad.

- Tras el diagnóstico ¿cuáles son los primeros consejos y pautas que dais?

-Intentar dentro de lo posible normalizar su vida. Ya sabemos que cuando durante el tratamiento, debido a las secuelas y los efectos secundarios, no es posible que todo sea igual. Pero dentro de lo posible el paciente debe seguir con su día a día, estar activo, sentir de alguna manera que está haciendo algo.

- ¿Qué es más duro para un paciente afrontar que tienes esa enfermedad, el tratamiento o los cambios físicos?

- Quizá los cambios físicos, aunque también depende de cada paciente. Los cambios físicos son algo que continuamente me hace ser consciente de que la enfermedad está ahí. Los pacientes nos transmiten que es imposible desconectar de ello o bien porque lo estoy viendo o bien sintiéndolo en mi propio cuerpo, el cansancio, las náuseas y vómitos, la caída del pelo…Otro efecto secundario de la quimioterapia es un hormigueo en las manos, se me caen las cosas, eso no me permite desconectar cien por cien de la enfermedad.

- En esta sociedad de la comunicación, de internet, quizá una de las primeras consultas que se hacen ante un diagnóstico sea a Google.

-Yo lo desaconsejo. Les digo olvídate de internet, cada caso es un mundo. Sé que la persona necesita saber, la información es buena, pero todo lo que necesites saber consúltalo a tu médico porque tu caso es el tuyo, por mucho que la enfermedad se llame igual, por mucho que otros que la han padecido te cuenten su experiencia, no es la tuya. Y lo que les ha ocurrido a ellos no tienen por qué ocurrirte a ti. Es cierto que hay páginas que tienen rigor informativo, pero hay otras que no tienen nada que ver con la enfermedad y les van a transmitir muchos miedos que no deberían. Sí que desaconsejo a los pacientes que busquen en internet.

-Hace unos años cáncer era sinónimo de muerte, hoy afortunadamente hemos avanzado mucho y los porcentajes de curación son muy altos, ¿ahora la gente afronta la enfermedad convencida de que va a salir adelante?

- Nuestro mensaje no es engañar al paciente, jamás transmitimos todo va a ir bien porque no lo sabemos. Nuestro trabajo es centrarnos en el día a día y para ello tengo que tener esperanza porque si no, no lucharía. Nuestra intervención es diferente en función de la fase en la que estamos, cuando estamos en la fase de diagnóstico o de tratamiento nuestra intervención es la lucha contra la enfermedad, para que esa motivación, ese espíritu de lucha haga mayor adherencia a los tratamientos. La quimioterapia, los tratamientos son muy duros, si no existiera esperanza la mayoría no querría seguir con ellos.

- La familia juega un papel importante pero muchas veces se plantea ¿cómo puedo ayudar?

- Simplemente estar ahí porque una persona que está sufriendo lo que necesita es sentirse escuchada y acompañada, poder desahogarse. Y si yo te digo ‘no te preocupes, no pasa nada, no llores’ no te estoy permitiendo todo eso. Aconsejo a los familiares simplemente estar, escuchar, abrazar, que la otra persona sienta que puede expresar todo lo que siente.

- ¿Cómo es vuestro trabajo con el paciente?

- Se adapta a cada fase, se trabaja más a nivel emocional. Desde niños no nos enseñan a gestionar bien nuestras emociones, cuando un niño se cae decimos ‘no pasa nada, sé fuerte, no llores’ y todo eso vamos interiorizándolo. Muchas veces en consulta me encuentro con pacientes que me dicen ‘yo pensaba que era más fuerte’. Yo les pregunto‘ ¿qué te hace pensar que no eres fuerte?’, el simple hecho de afrontar lo que estás afrontando ya significa que lo eres. Ser fuerte no significa no llorar, no significa no sufrir. Me sorprendería que ante esta situación no reaccionaran, eso sí me llamaría la atención. Una de las pautas es que no se sientan culpables, que no se juzguen por ello, que se permitan sentir lo que sienten. Eso sí que me va a ayudar en la forma de afrontar la enfermedad.

- ¿Qué espera un paciente cuando llega a la consulta?

- Ayuda. Muchas veces vienen por desahogarse, se sienten desbordados, desorientados, no saben qué hacer, se sienten incomprendidos. Buscan ayuda para afrontar la enfermedad. Nuestra ayuda no consiste en curar, para eso están los médicos, sino en dar pautas y orientar en el afrontamiento paso a paso de la enfermedad.

- ¿Hay algún tipo de cáncer más agresivo que otros psicológicamente?

- El cáncer de colon,  el de vejiga, el de mama, cuando las secuelas físicas son más aparentes, sobre todo la colostomía, cuando tienen que llevar bolsa, existe mayor rechazo a reincorporarse. Sí que es cierto que te encuentras con personas con un espíritu tal que luego te ayudan a transmitir a otras pacientes que sí puedes seguir viviendo y haciendo cosas. El mensaje que transmitimos es que las cosas no tienen porqué ser como antes, el objetivo es vivir y adaptarme a todas las situaciones posibles y disfrutar lo más posible de mi vida.

- Entonces ¿miedo o respeto ante el cáncer?

- El miedo es una alarma, el miedo mientras no me invalide es aceptable. El miedo es una alarma que me hace estar alerta. Si no tuviera miedo no existiría la prevención, no asistiría a las revisiones, no me sometería a los tratamientos. El miedo a tener la enfermedad, el miedo a morir, hace que pongamos en activo ciertos mecanismos de prevención para evitar esas consecuencias a las que temo. Si ese miedo no me anula, si no me hace dejar de vivir, entonces no es malo.