José Luis del Río, jefe del Servicio de Oftalmología del Hospital San Pedro

La degeneración macular es la principal causa de pérdida de visión a partir de los 50 años en el primer mundo

La degeneración macular es una de las primeras causas de pérdida de visión entre las personas mayores de 50 años en los países industrializados, donde la esperanza de vida es más alta. Esta afección ocular llega a alcanzar en el primer mundo al 20 e incluso al 30% de los mayores de 80 años. Su aparición afecta directamente a la visión fina: no podemos leer, ni reconocer caras, ni distinguir colores. Tiene una alta carga genética y también está relacionada con el tabaquismo, un factor de riesgo que se puede evitar. Su detección precoz es muy importante para frenar el deterioro de la visión. El doctor José Luis del Río, jefe de Oftalmología del Hospital San Pedro, nos ayuda a detectar los primeros síntomas y a saber un poco más sobre una patología que afecta a cerca de 800.000 personas en España y a 35 millones en el mundo. 

¿Qué es la degeneración macular asociada a la edad?

Se trata de una alteración degenerativa de la mácula, la parte central de la retina y la encargada de la visión fina que es la que aprecia el color y los detalles. El resto de la retina nos sirve para ver luces, sombras, bultos; pero la mácula es esa parte de la retina que se encarga de que podamos leer, reconocer caras, de que podamos ver los colores.  Es uno de los milímetros cuadrados más preciados del organismo.

¿Existen diferentes tipos de degeneración macular?

Tradicionalmente hablábamos de degeneración macular seca y húmeda. Pero hace unos años cambió esa clasificación y ahora nos referimos más a la intensidad de la afectación: degeneración macular precoz, intermedia y avanzada y dentro de esta última, la degeneración avanzada, sí que estaríamos hablando de las formas neovasculares, las que tradicionalmente considerábamos húmedas, que evolucionan de forma rápida, y las formas atróficas que son las que tradicionalmente considerábamos secas y que tienen una evolución más lenta.

Es una patología asociada a la edad, ¿a partir de qué momento suele aparecer?

A partir de los 55 años.  Evidentemente la incidencia es muy diferente dependiendo de qué rango de edad estamos hablando. A los 55 años la incidencia es de un 2% pero si nos situamos en la franja de edad por encima de los 85 años hay series que hablan del 20% de la población o incluso del 30%.

¿Hay factores de riesgo que favorecen su desarrollo?

Por supuesto el principal es la edad, pero también juega un papel importante la carga genética. El tabaquismo es también un factor claramente implicado en su desarrollo; sin duda, un factor evitable.

¿Cuáles son los signos de alerta?

Un aspecto que nos va a hacer consultar al oftalmólogo es la metamorfopsia que no es otra cosa que la percepción del cambio en la forma de los objetos. Si de repente empezamos a detectar alteraciones en las formas, a ver que el marco de una puerta está doblado, debemos consultar rápidamente con el especialista porque eso no es normal. El test más importante que utilizamos para la detección de la degeneración macular es la rejilla de Amsler que consiste en un cuadrado lleno de cuadraditos con un punto de fijación. El paciente tiene que mirar esa cuadrícula, de forma alternativa con cada uno de los ojos, y detectar lo más rápido posible si esta cuadrícula se altera.

¿En una revisión ocular habitual se puede detectar esta enfermedad antes de que aparezcan síntomas?

La forma más eficaz para el diagnóstico es la oftalmoscopia, lo que conocemos como estudio del fondo de ojo. Con esa exploración podemos ver la retina y su estado con precisión y detectar de forma precoz una posible degeneración macular que no haya llegado a afectar de forma directa al paciente. Luego, ya podríamos realizar más pruebas específicas. 

¿Se puede prevenir?

Al tener una carga genética permite a los familiares estar más alerta ante la aparición de los primeros síntomas. También hay muchas opiniones que destacan la importancia de seguir una dieta rica en vitaminas y omega 3, pero si seguimos una dieta mediterránea ese aspecto lo tendríamos cubierto.

¿Tiene tratamiento la degeneración macular?

La degeneración macular avanzada neovascular, la que tradicionalmente denominábamos degeneración húmeda, tiene tratamiento paliativo. Intentamos impedir la exudación, cerrar los vasos sanguíneos, con inyecciones intraoculares periódicas. Empezamos con inyecciones mensuales que luego vamos espaciando con la idea de controlar esas membranas neovasculares, de esa manera intentamos que la retina se deteriore lo menos posible. Para la degeneración macular atrófica, la que conocíamos como seca, de momento no hay tratamiento, aunque llevamos varios años hablando de estudios prometedores.

¿Se puede recuperar la parte de la visión perdida?

Lo que buscamos es conservar la visión con la que llega el paciente.

¿Si no se trata acaba en ceguera?

Hay que precisar qué consideramos como ceguera. La degeneración macular nos va a impedir leer, reconocer caras, produce una afectación severa de la visión central, pero el resto de la retina sigue funcionando y eso nos va a permitir ver sombras, bultos, deambular... y eso es importantísimo. La ceguera que provoca una falta de luz no se produce en la degeneración macular.

Ha comentado que uno de los métodos para detectar esta patología es la rejilla de Amsler, ¿es aconsejable utilizarla en casa como prevención?

En ocasiones el oftalmólogo puede aconsejarla a personas que tienen una carga genética importante y a las que en una consulta se les ha visto algún signo de sospecha. En esos casos les aconsejamos mirar la rejilla de vez en cuando y ese ‘de vez en cuando’ es muy importante porque cuando miramos la hierba todos los días no la vemos crecer. Es decir, si nos obsesionamos con la visualización de la rejilla y la miramos todos los días no vamos a detectar los cambios.