El botiquín racional
Las personas tenemos el derecho y el deber de cuidar de nuestra propia salud. En ocasiones podemos padecer dolencias y síntomas leves o de escaso significado clínico que podemos a tratar nosotros mismos.
Falsas creencias
En nuestra cultura está muy generalizada la creencia ciega en los beneficios que aporta cualquier medicamento. Los medicamentos pueden tener efectos secundarios. La automedicación y una mala administración sin supervisión médica pueden disfrazar los síntomas y retrasar el correcto diagnóstico de los pacientes.
También existe la falsa creencia de que, cuando se visita al médico, debemos salir siempre de la consulta con una receta en la mano. No siempre es necesario. El médico es el profesional que mejor puede aconsejarte con tus problemas de salud. Confía en sus consejos.
Automedicación
Existen ciertos medicamentos que no precisan receta médica y que están destinados a la prevención, alivio y tratamiento de síntomas menores. Para un uso racional de los mismos puedes contar el consejo de tu farmacéutico y con la información contenida en el prospecto.
No aconsejes ni aceptes consejos sobre medicamentos de personas que no sean profesionales sanitarios.
En cualquier caso el autocuidado no debe realizarse nunca con medicamentos acumulados ni sobrantes de antiguos tratamientos.
Revisa tu botiquín periódicamente y retira los medicamentos caducados o en mal estado. Llévalos a los puntos de reciclaje que encontrarás en tu farmacia. Recuerda que los medicamentos también contaminan.
El botiquín en casa
Un botiquín doméstico racional debe permitir solucionar algunas emergencias, como la cura de pequeñas heridas, cortes o quemaduras, y el tratamiento de trastornos menores.
¿Qué debe contener el botiquín?
En líneas generales el contenido del botiquín puede ser el siguiente:
Para pequeñas molestias, accidentes y curas:
- Termómetro
- Pinzas
- Tijeras con punta redondeada, de acero inoxidable
- Algodón hidrófilo
- Apósitos desinfectantes
- Gasas esterilizadas
- Esparadrapo en tejido de uno o dos centímetros de ancho
- Gasas no adhesivas (con vaselina)
- Vendas en gasa ribeteada de cinco y diez centímetros de ancho
- Tiritas
- Esparadrapo sin tejer
- Desinfectante o solución antiséptica, no alcohólica (yodo, clorhexidina, agua oxigenada...)
- Alcohol de 96º
- Pomada protectora y para las quemaduras
- Jarabe para la tos
- Antigripales
- También es aconsejable dotar al botiquín de gauntes desechables y de bolsas de goma para agua caliente o hielo, así como protectores solares, lociones para después del sol y lociones contra las picaduras de insectos
En el caso de que se desee incluir algún producto más, lo más aconsejable es pedir orientación al médico o al farmacéutico.
También pueden incluirse:
Para las molestias grastrointestinales:
- Antiácidos
- Laxantes
- Antidiarreicos
Para la fiebre y el dolor (de cabeza, garganta, oídos, muelas, dolores musculares y dolores menstruales...):
- Analgésicos y antitérmicos: ácido acetil salicílico, paracetamol, ibuprofeno...
Algunos de éstos medicamentos pueden presentar contraindicaciones y requieren receta médica. Consulta con tu médico la conveniencia o no de los mismos en tu caso particular.
Si las molestias persisten o tienes dudas sobre tu estado de salud o el de tu familia, acude a tu médico.
¿Dónde debe ubicarse?
El botiquín debe estar ubicado en un lugar accesible y fuera del alcance de los niños pequeños, preferibemente en un lugar fresco y seco y a ser posible ni en la cocina ni en el baño.
Recuerda
- Antes de tomar un medicamento, consulta con tu médico o farmacéutico.
- Evita que tu botiquín se convierta en un almacén. Revísalo al menos una vez al año.
- Al terminar un tratamiento, no guardes lo que sobre.
- No tires a la basura los medicamentos caducados. Llévalos a los puntos de reciclaje que encontrarás en las farmacias.
- Guarda siempre los medicamentos con su prospecto y en su envase.
- Si vas a viajar consulta con tu médico o farmacéutico antes de preparar tu botiquín.
- Ante situaciones de emergencia llama al 112.
Los medicamentos contaminan
Los medicamentos que consumimos ayudan a curar, pero también contaminan. Lo que mucha gente no sabe es que los medicamentos y las cajas que los contienen también se reciclan y existen lugares para depositarlos.