No todas las enfermedades que afectan a la sangre, ganglios linfáticos y médula ósea son enfermedades malignas. Sin embargo, algunas lo son y por eso las personas que las padecen han de recibir tratamientos fundamentalmente quimioterápicos para combatirlas.

Tradicionalmente estos tratamientos han sido muy agresivos, tóxicos y mal tolerados y frecuentemente se administraban estando el paciente ingresado en el hospital para controlar sus efectos secundarios.

Si bien el tratamiento de las leucemias agudas exige todavía, por su intensidad y complejidad, administrarse ingresado, el resto de las enfermedades hematológicas conocidas como linfomas, mielomas y leucemias crónicas pueden ser tratadas sin ingreso con medicamentos quimioterápicos  solos o combinados con nuevas drogas inmunobiológicas, más sencillos de administrar y con menores y más limitados efectos secundarios. De ahí que en estos últimos años dispongamos del  llamado Hospital de día hematológico.

Un Hospital de día es la unidad clínica ubicada dentro del hospital en la que los pacientes acuden desde  sus domicilios para recibir el tratamiento previamente prescrito desde la consulta externa.

Estos tratamientos se administran ajustados a peso y altura, teniendo en cuenta a la vez la función del riñón y del hígado y los valores de glóbulos rojos, blancos y plaquetas de la sangre. Estas consideraciones tienen como objetivo minimizar los daños que los tratamientos pueden producir tanto a nivel de la sangre y médula ósea (los más frecuentes) como a nivel de otros órganos vitales (corazón, sistema nervioso, riñón etc.).

Uno de los efectos más temidos de la quimioterapia (desafortunadamente exagerados por películas de cine)  son las nauseas  y los vómitos. Se previenen administrando unos minutos antes medicamentos intravenosos que los evitan en la mayoría de los casos y que hacen que hoy en día estas molestias sean realmente anécdotas. En ocasiones puede ser necesario prolongar la toma de estos medicamentos via oral (en comprimidos) unos pocos días más en casa (3-5 días).

Frecuentemente el cáncer conlleva disminución del apetito ( cambios físicos y psicológicos) y aumento de las necesidades nutricionales ( propia enfermedad, los tratamientos etc.). Por ello se recomienda que la dieta en estos casos sea de alto contenido en calorías y proteínas, para mantener el peso y la masa muscular. La alimentación debe de tener como base las carnes, la leche entera y derivados (quesos, yogur, requesón, cuajada etc.), huevos no crudos sino cocidos y la mantequilla de cacahuete.

No deben de faltar las frutas y verduras, especialmente los jugos de frutas,  las frutas deshidratadas y el maíz.  Se recomienda evitar estar presente en la preparación de las comidas, evitar los alimentos con olores y sabores fuertes así como los muy calientes y elaborados con salsas consistentes o  mantequilla. Se debe de comer lentamente masticando bien, haciendo comidas frecuentes y no copiosas y restringiendo los líquidos en las comidas.

La caída de pelo, llamada alopecia,  no siempre se produce y es uno de los efectos indeseables que más afecta a la calidad de vida, especialmente psicológica, de los pacientes con cáncer. Su discomfort se minimiza informando desde el primer día  a los pacientes y adelantándose a su presencia, cortando el pelo antes o justo después de recibir el primer ciclo de tratamiento.

Recomendamos el uso, si el paciente está de acuerdo, de  favorecedores diseños de pelo artificial o incluso natural que alteren lo menos posible la imagen corporal durante el tiempo que duran los tratamientos, ya que la caída de pelo es temporal y reversible.

Un  problema que frecuentemente se  presenta es la conocida mielosupresión o bajada de defensas (glóbulos blancos) asociada o no a descenso de la cifra de hemoglobina (anemia) y de plaquetas en la sangre, con  riesgo  de presentar infecciones, cansancio y  sangrados. Estas posibles complicaciones se detectan realizando un control analítico y clínico en la consulta de hematología a los 7-15 días de recibir el tratamiento donde se valora, en función de los resultados de los análisis realizados,  la necesidad de añadir antibióticos y estimulantes de las defensas o transfundir glóbulos rojos y/o plaquetas en el mismo Hospital de día. Sólo en los casos graves  será necesario  ingresar al paciente.

Muchos medicamentos pueden ser administrados vía oral o a través de la piel. Pero muy frecuentemente es necesario administrarlos a través de las venas y no todos los pacientes disponen de un acceso venoso fácil y sostenible durante los varios meses que va a durar el tratamiento.

En estos casos es necesario colocar dispositivos de larga duración, que insertados a través de las venas del brazo o de la parte superior de tórax, permitan llegar directamente al corazón y así administrar medicamentos y transfusiones o extraer muestras  para análisis, con discretas molestias para el paciente.

Se colocan en el Hospital de día ( los llamados PICC) o en la sala de intervencionismo vascular de radiología (los llamados reservorios subcutáneos) y tras su implantación el paciente regresa a su domicilio.  Pueden durar meses si se mantiene su higiene y no se infectan ni se forman coágulos. Su retirada tampoco suele ir acompañada de  complicaciones.

En resumen, si el  proceso de administración de quimioterapia sigue su curso habitual, la mayoría de los pacientes pueden recibir asistencia y cuidados en el Hospital de día sin tener que ausentarse de su casa y prescindir de sus familiares, más que el tiempo imprescindible para recibirlos.

Es claramente ésta una forma de tratamiento más cómoda para los pacientes y familiares, igualmente eficaz y segura y mucho mas eficiente en la utilización de recursos materiales, personales y organizativos. Se encuentra en la panta baja del Hospital San Pedro, de fácil acceso, dotada de los medios necesarios  y atendida por profesionales sanitarios bien formados, cualificados y motivados para ayudar a superar el proceso hematológico que en estos momentos afecta a los pacientes.

El horario es amplio, de 8 de la mañana a 8 de la tarde, y cuenta con un facultativo especialista en hematología y hemoterapia durante todo el horario de apertura de la unidad.

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