En el marco de este nuevo siglo la violencia en el lugar de trabajo, sea física o psicológica se ha convertido en un problema que atraviesa las fronteras, los contextos de trabajo y los grupos profesionales.

La violencia laboral afecta a la dignidad de millones de trabajadores y constituye una importante fuente de desigualdad, discriminación, estigmatización y conflicto en el trabajo, se constituye en un problema capital de derechos humanos y aparece como una grave amenaza contra la eficiencia y la eficacia de las organizaciones.

Aún cuando la violencia ataca a todos los sectores y categorías de trabajadores, el sector sanitario, en el que el capital humano es el verdadero motor de la empresa (personas que trabajan con personas) se corre un riesgo grave por la creciente presión asistencial, la tensión del trabajo y el deterioro de las relaciones personales.

Estos graves incidentes afectan tanto a hombres como a mujeres y generan el deterioro en la calidad de los cuidados dispensados.

La violencia en el lugar de trabajo no es un problema individual ni aislado, es un problema estructural y estratégico con raíces en factores sociales, económicos, organizacionales y culturales.

Al igual que lo son otros tipos de riesgos, la violencia debe ser considerada como uno más en los programas preventivos, así mismo es preciso para que estos programas lleguen a ser verdaderamente efectivos que se cuente con la implicación y el compromiso de todos, tanto de los gestores y de la dirección como de los propios trabajadores.

Según una encuesta reciente realizada entre los trabajadores de Atención Primaria en la Comunidad Autónoma de la Rioja, el origen o etiología principal que provoca estos comportamientos violentos en el sector sanitario, son las listas de espera, la imposibilidad de atender las demandas de los usuarios y familiares, la falta de información sobre los derechos de los trabajadores, la falta de información de los derechos y obligaciones del usuario, la falta de medios personales y técnicos, la falta de tiempo y el trabajo solitario.

Este documento es el resultado de un grupo de trabajo, en el que han participado responsables de la Gerencia del SERIS, el responsable del Servicio de Prevención de Riesgos Laborales, trabajadores de Atención Primaria y Especializada, trabajadores de Servicios considerados de especial riesgo como Psiquiatría y Urgencias y los Delegados de Prevención (representantes de los trabajadores en el ámbito de la salud laboral).

El documento se estructura en cuatro partes, de las cuales las tres primeras son de Acciones y Medidas de Prevención y la cuarta de Acciones y Medidas de Actuación en el caso de producirse la agresión.

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