Invertir cinco minutos en nuestra piel una vez al mes es un esfuerzo que merece la pena.
Aunque la incidencia del melanoma aumenta con la edad, es una de las causas de muerte por cáncer más frecuente entre gente joven.
Con la vuelta a los paseos y a la práctica deportiva al aire libre a medida que avanzan las fases de la desescalada y el aumento de las temperaturas conviene recuperar hábitos saludables de la piel como la protección frente a la exposición al sol. Hay algunas cuestiones que es importante plantearse: ¿Se aplica crema fotoprotectora antes de exponerse al sol? ¿Considera saludable estar bronceado? ¿Sabe cuántos lunares tiene en el cuerpo? ¿Conoce qué detalles debe observar para saber si alguno de ellos ha sufrido alteraciones o se ha vuelto sospechoso? ¿Cuántas veces ha acudido al especialista para realizarse una revisión?
Según datos de la Sociedad Española de Oncología Médica, en España se diagnostican al año más de 6.000 casos nuevos de melanoma de piel. Por su parte la Academia Española de Dermatología y Venereología constata que el 22% de los españoles reconoce no haber revisado sus lunares jamás, más del 75 % indica no haber acudido nunca al dermatólogo para evaluar su piel y cerca del 25% cree que es saludable estar bronceado. Además, la Organización Mundial de la Salud (OMS) asegura que el cáncer de piel es el cáncer más frecuente en el mundo y que los nuevos casos de melanoma en occidente se están incrementando más rápidamente que en cualquier otro tipo de cáncer. Tal vez el hecho de que cada vez vivamos más años y una excesiva exposición al sol buscando un bronceado estén contribuyendo a este aumento.
La noticia optimista es que, tal y como afirman los especialistas, en el 95% de los casos el melanoma se cura si se detecta a tiempo. Por ello la lucha frente al cáncer de piel tiene dos pilares fundamentales: adquirir unos hábitos de vida saludables que nos protejan de forma adecuada de los efectos perjudiciales del sol y la detección precoz de las posibles lesiones dañinas.
Para conocer cómo prevenir los efectos de exponernos al sol de manera inadecuada y qué pautas debemos seguir a la hora de revisar nuestros lunares, hablamos con las dermatólogas Eva Fernández Vilariño y Patricia García Morrás del Servicio Riojano de Salud.
LA IMPORTANCIA DE REVISAR NUESTRA PIEL
Tal y como recuerda Eva Fernández Vilariño, ‘la piel es el órgano más accesible a la exploración, no requiere de técnicas invasivas y es fácilmente realizable por uno mismo. La cuestión es que hay alteraciones muy importantes como los tumores de piel, el melanoma y el cáncer de piel no melanoma que no producen síntomas pero que con una exploración cutánea se pueden detectar a tiempo. Esto es muy importante ya que la detección precoz del melanoma nos ayuda a salvar vidas. Estas exploraciones de la piel junto con la adquisición de hábitos saludables en la exposición solar son las herramientas más eficaces en la lucha contra el cáncer de piel’.
La especialista indica que todos podemos hacernos una auto revisión en casa y que invertir 5 minutos en nuestra piel una vez al mes es un esfuerzo que merece la pena. Señala que hay zonas que requieren la ayuda de un espejo o la de un familiar para descubrir lesiones nuevas o cambios en las ya existentes y que no debemos olvidarnos de revisar el espacio entre los dedos de los pies, el interior y la parte posterior de las orejas, la zona genital o dentro del cuero cabelludo ya que suelen quedar olvidadas.
En el caso de que tengamos factores de riesgo, debido a antecedentes familiares o por el tipo de piel, o si el médico de Atención Primaria (que generalmente es el encargado de realizar la vigilancia y las exploraciones periódicas de la piel) detecta lesiones sospechosas se remitirá al paciente a una revisión en la consulta de dermatología. La periodicidad de las revisiones dependerá de cada caso en particular, unos pacientes requieren revisiones cada dos años, otros anuales y otros semestrales según el riesgo de desarrollar lesiones malignas.
¿CUÁNDO HAY QUE PREOCUPARSE POR UN LUNAR?
Prácticamente todo el mundo, en mayor o menor cantidad, tiene lunares, aunque normalmente no son ‘malos’ ni deben convertirse en una fuente de preocupación. La dermatóloga Fernández Vilariño indica aconseja revisiones a los pacientes que tienen un número elevado de lunares de entre 50 y 100, a aquellos que han tenido quemaduras solares especialmente durante la infancia, a los familiares de primer grado de pacientes que han desarrollado un melanoma, a los pacientes a los que ya se han quitado lunares denominados atípicos o nevus displásicos y a las personas que tienen la piel muy clara y se queman con mucha facilidad, por ejemplo, personas muy rubias y pelirrojas’. También apunta que hay que preocuparse en caso de que aparezca un lunar nuevo de un color extraño que crezca y que es importante revisar un lunar que estaba estable y que está aumentando de tamaño, cambiando de forma o de color (sobre todo hacia colores como el negro, el gris, blanco o rojo) o tiene sangrado o picor.
EL MELANOMA, EL CÁNCER DE PIEL MÁS PELIGROSO
El melanoma es una forma de cáncer de piel que se origina en los melanocitos, las células que elaboran la melanina y que dan color a la piel. Se trata del cáncer de piel más peligroso ya que es un tumor maligno que, a diferencia de otros tipos de cáncer cutáneo, tiene gran tendencia a producir metástasis. Por este motivo, como señala la especialista Patricia García Morrás ‘es muy importante un diagnóstico y un tratamiento precoz’.
La incidencia del melanoma ha experimentado un crecimiento muy importante en las últimas décadas y es ligeramente más frecuente en las mujeres (57%). En el 40% de los casos se diagnostica antes de los 55 años en mujeres y 57 años en el caso de los hombres.
Los factores de riesgo que, a juicio de la dermatóloga del Hospital San Pedro, aumentan el riesgo de padecer un melanoma son principalmente los fototipos bajos, es decir las personas de piel y ojos claros, rubios o pelirrojos, que se queman con facilidad; tener una gran cantidad de lunares o lunares clínicamente atípicos e irregulares; las exposiciones solares intermitentes de alta intensidad con quemaduras solares, especialmente en la infancia y en la adolescencia; el uso y abuso de cabinas de bronceado; y los antecedentes personales o familiares de melanoma.
Clínicamente, el melanoma se manifiesta en la piel como una mancha oscura, pigmentada, que cambia y puede aparecer como un lunar nuevo o como un lunar antiguo que cambia. La dermatóloga señala que ‘es frecuente que sea una lesión asimétrica, de bordes irregulares, heterogénea en color (habitualmente se aprecian varios colores como el marrón, el negro y el rojo), de diámetro superior a 6mm (aunque esto no siempre se cumple) y que cambia y evoluciona. Es la conocida como regla nemotécnica del ABCDE. Un signo también a tener en cuenta es el signo del patito feo: si un lunar nos llama la atención por ser claramente diferente al resto de lesiones que lo rodean, conviene consultar al dermatólogo. En el caso de los hombres se localiza más frecuentemente en el tronco y en las mujeres, en las piernas, pero puede afectar a cualquier localización (brazos, orejas, planta pies, uñas…)’.
Normalmente el diagnostico se realiza mediante la historia clínica, la exploración y la dermatoscopia, técnica que gracias a un sistema de lentes y luz permite ver las estructuras cutáneas no visibles a simple vista. El diagnóstico definitivo se realiza mediante la extirpación y el estudio a microscopio de la lesión.
LA CIRUGÍA ES EL PRINCIPAL TRATAMIENTO
Clínicamente se distinguen 4 tipos de melanoma: el léntigo maligno melanoma, que aparece sobre todo en personas mayores y zonas expuestas (principalmente la cara); el melanoma de extensión superficial que es el más frecuente (70%) y se diagnostica normalmente entre los 20 y los 50 años; el melanoma nodular (10-15% casos) que es más frecuente en varones de entre 60 y 70 años; y por último el melanoma lentiginoso acral (10%) localizado en palmas, plantas o uñas.
Indican las especialistas riojanas que la cirugía es el principal tratamiento cuando el melanoma es diagnosticado precozmente y que la inmensa mayoría de los pacientes se curan mediante la extirpación quirúrgica. Otras opciones de tratamiento, para melanomas más avanzados, incluyen la quimioterapia, la inmunoterapia, la radioterapia y las terapias dirigidas, todo ello dependiendo del estadio del tumor.
BÚSQUEDA DE LA VITAMINA D
García Morrás avisa de que tras más de dos meses en confinamiento “es más importante que nunca realizar una salida progresiva al sol, evitando las exposiciones intensas y prolongadas y, sobre todo, la quemadura solar”. “Debemos encontrar el equilibrio entre los beneficios que aporta el sol -síntesis de la vitamina D, mejora de las defensas del organismo, efecto antidepresivo, efecto antirreumático o la mejoría de algunas enfermedades cutáneas como la psoriasis o el acné- y evitar lo que tiene de perjudicial como la quemadura solar, el fotoenvejecimiento y, sobre todo, el cáncer de piel. “Conviene recordar que para la síntesis de vitamina D es suficiente con realizar una exposición solar de 15 minutos tres veces por semana’.
La mayoría de expertos señalan que el sol es muy beneficioso e incluso necesario para nuestra salud puesto que su energía favorece la formación de Vitamina D que posibilita, a su vez, la absorción del calcio aportado por los alimentos, contribuye a la normal formación de los huesos, a reforzar el sistema inmunológico y a la producción de determinadas hormonas.
En el otro lado de la balanza está el cáncer de piel, relacionado directamente con la exposición solar debido a la progresiva reducción de la capa de ozono en la atmósfera. Esto ha provocado que una persona que hace 20 años acudía a la playa y se quemaba en 6 u 8 horas, ahora lo haga en 1 ó 2 horas.
Por este motivo, y para evitar el cáncer de piel, melanoma y no melanoma, lo más adecuado es desarrollar hábitos de protección solar correctos según el tipo de piel que tengamos:
- Utilizar cremas fotoprotectoras adecuadas a cada tipo de piel. En las pieles grasas, secas, sensibles y niños nunca por debajo de FPS 30. Si es posible es recomendable aplicarlas en casa, con la piel limpia y reaplicar con cierta frecuencia (en la situación actual, sin playas o piscinas, sería suficiente con aplicarla por la mañana antes de salir a trabajar y nuevamente por la tarde si salimos a dar un paseo o practicar deporte).
Cabe señalar que un índice de protección alto no sólo protege de las quemaduras, sino que, además, permite broncearse con mayor seguridad y de forma más duradera.
- Controlar los horarios en los que nos exponemos al sol para evitar quemarnos y limitar o evitar la exposición entre las 12 y las 16 horas.
- Proteger los ojos con gafas de sol adecuadas y utilizar ropa protectora como gorras, sombreros o camisetas.
- Evitar el uso de perfumes, colonias y cosméticos que pueden ocasionarnos reacciones con el sol y medicamentos fotosensibles.
- Tomar el sol progresivamente y huir de la práctica ‘vuelta y vuelta’.
- Protegerse también en losdías nublados, especialmente en la montaña o el mar, ya que el 90% de los rayos ultravioletas son capaces de traspasar las nubes.
- No exponer al sol a los bebés ni con crema fotoprotectora ya que cuando son menores de 6 meses su piel todavía no ha desarrollado la capacidad de protegerse del sol. También hay que proteger, especialmente y siempre, a los niños con camisetas, gorras y gafas, principalmente en primavera y verano, pero también cuando vayan a realizar actividades al aire libre más prolongadas como deporte, excursiones, campamentos, campus de fútbol o durante las vacaciones (piscinas, playa o montaña). No hay que olvidar que la piel tiene memoria por lo que sufrir quemaduras solares durante la infancia aumenta el riesgo de sufrir melanoma de adultos.
QUÉ HACER SI ALGÚN LUNAR NOS GENERA DUDAS
Lo primero, solicitar una cita con el médico de familia para que realice una valoración y, en el caso de que haya sospecha con alguno de nuestros lunares, nos remita lo antes posible al dermatólogo. El especialista será el encargado de hacer el diagnóstico adecuado y nos indicará la conducta que debemos seguir.
Más información en: http://fundacionpielsana.es/