Fumar no es solo un hábito. Fumar es una enfermedad que, según datos de la Organización Mundial de la Salud, padecen 1.000 millones de personas en el mundo. Una grave enfermedad que en el 2030, dentro de tan solo trece, se cobrará la vida de 8 millones de enfermos cada año. La buena noticia es que, a diferencia de otras enfermedades, ésta tiene cura.
DÍA MUNDIAL SIN TABACO – 31 DE MAYO
Lo que tiene peor cura son las patologías sobrevenidas del tabaco, tales como el cáncer, las enfermedades pulmonares o las cardiovasculares. Por ello, aunque lo preferible es no enfermar nunca del tabaco evitando el primer cigarrillo, una vez atrapado lo importante es dejarlo cuanto antes.
Para curarse del tabaquismo no hay que rechazar ningún tipo de ayuda porque aunque es importante saber que el fumar se puede curar, también es importante tener claro que no es fácil, que requiere de una gran fuerza de voluntad por parte del enfermo y que toda ayuda es poca al emprender el tratamiento.
Cuando la psicóloga Cristina Nuez Vicente, especialista riojana en deshabituación tabáquica, se sienta ante sus pacientes siempre comienza por el principio: ¿Cuándo fumaste tu primer cigarro? ¿Te acuerdas de aquel momento? ¿Por qué comenzaste?
Su experiencia le dice que el primer cigarro nunca gusta. Sin embargo, en la actualidad el 33% de las chicas y el 29% de los chicos españoles de entre 14 y 18 años son fumadores y el 12,5% lo hace diariamente. Una cifra alarmante que coloca a España al frente de la Unión Europa, siendo el país en el que los jóvenes comienzan antes a fumar.
El principal motivo que esconde el inicio de la enfermedad en los más jóvenes es, según Nuez Vicente, la necesidad que se tiene en esa edad de sentirse aceptado por los amigos. Por desgracia se ha demostrado que tener más información no varía la conducta. Lo único que influye en ella es la percepción del riesgo.
Las autoridades sanitarias consideran por ello que lo más importante para evitar que los adolescentes españoles comiencen a fumar es que oigan hablar de lo complicado que es dejarlo y de las negativas consecuencias que tiene en su salud. Comenta la psicóloga riojana que de hecho son muchos los jóvenes que toman conciencia de lo perjudicial que es el tabaco cuando comprueban como afecta negativamente a su capacidad física para hacer deporte.
El ejemplo en casa, que en la mayor parte de las conductas es fundamental, aquí no debe tener un papel decisivo ya que son muchos los progenitores que fuman. Por ello es importante que el fumar se vea como una enfermedad: “fíjate en mí, lo malo y complicado que es el tabaco que no consigo dejarlo, así que mejor no empieces’.
Es cierto que según los últimos estudios los jóvenes fuman menos que antes, ya que no está tan bien visto socialmente y la prohibición desde hace una década de fumar en espacios cerrados lo complica; pero las cifras siguen siendo altas, si se tiene en cuenta todo lo que se sabe de las maldades del tabaco, y preocupa especialmente el incremento de su consumo entre las chicas.
CÓMO CURARNOS
El primer paso para curarnos es querer curarnos. ¿Y qué significa querer? ¿qué lo desea tu pareja, que te lo piden tus padres, que no quieres ser un enfermo delante de tus hijos ni favorecer que un día puedan imitarte, que te lo recomienda el médico? Aunque todas estas situaciones suelen servir de motivación, especialmente la de los hijos y la del médico si hay algún riesgo inminente, la realidad según la experiencia de Cristina Nuez es que querer dejar de fumar, y hacerlo, requiere de una presión interior mayor que cualquier otro estímulo porque la lucha con uno mismo va a ser dura y lo importante es haber tomado la decisión por convicción propia.
Las motivaciones, según testimonio de algunos exfumadores, son las que nos ayudan a convencernos; pero sólo una firme decisión interior nos permitirá tener éxito en los primeros días. Pasado el tiempo la propia dureza de la batalla servirá de acicate para no tirar tanto esfuerzo a la basura.
“Una vez mentalizado, no esperes. Ponte fecha y adelante”, recomienda la especialista, quien señala que aunque hay personas que logran dejar de fumar de manera individual y sin ayuda, existen recursos para estar acompañados durante el proceso que no hay que desdeñar.
En este caso se recomienda acudir al Centro de Salud de referencia para hablar con el médico de cabecera o la enfermera con el fin de que evalúe cómo nos afecta la enfermedad: número de cigarrillos que fumamos al día, en qué momentos, si ya hemos intentado dejarlo previamente... Con toda esta información el facultativo nos ofrecerá, además de unas pautas generales, un seguimiento periódico para reforzar la motivación. En caso de ser necesario nos recomendará o facilitará información sobre los tratamientos farmacológicos disponibles.
Además de en el Centro de Salud, en La Rioja también se puede buscar ayuda en los Programas de Apoyo de la Comunidad Autónoma que ofrecen asistencia a grupos de ayuda a través del teléfono gratuito 900-714110.
En estos grupos, con sesiones semanales que normalmente atiende un médico, un psicólogo o una enfermera, se hace un balance de situación de cada asistente. En la segunda sesión, el grupo marca una fecha para dejarlo y en cada sesión se comparten experiencias, consejos, recursos, se habla de las recaídas… Tras dos meses de terapia grupal semanal, cada paciente continúa con su proceso y se le ofrece hacer un seguimiento periódico hasta el primer año. “Es cierto que no todo el mundo necesita o encaja en un grupo, pero para muchos fumadores es la manera de encontrar un punto de apoyo, de ayuda, un espacio de tiempo donde compartir el mismo fin con otras personas y adquirir un alto nivel de compromiso para dejar de fumar”, señala la especialista.
Está comprobado que la nicotina es la droga legal más adictiva que existe. Por eso dejar de fumar es un proceso largo y complicado. El cerebro del fumador está controlado por la dependencia o adicción a esta sustancia por lo que dejar de fumar provoca el conocido síndrome de abstinencia, que puede provocar dolor de cabeza, irritabilidad, dificultad para dormir, tensión, dificultad para concentrarse y aumento del apetito.
Estos síntomas se manifiestan, sobre todo, a partir del segundo y el tercer día y van disminuyendo hasta comenzar a desaparecer a partir de las dos semanas, o más. “Visitar al profesional que nos apoya en este período crítico aumenta las posibilidades de éxito”.
La constancia es la gran aliada en esta batalla contra la enfermedad del tabaco. Constancia a lo largo de no pocos meses, por no decir constancia para toda una vida. De hecho, aunque se considera que tras un año sin fumar se es ya exfumador, en realidad se es dependiente para siempre. Por este motivo, una vez pasado el tiempo, es importantísimo desterrar la idea de"por uno que me fume no pasa nada", que es la causa de la mayor parte de las recaídas, ya que una sola calada vuelve a engancharnos al hábito, disparando de nuevo todo el mecanismo de la adicción y haciéndonos enfermar de nuevo.
CADA INTENTO ES UN APRENDIZAJE
Ya habíamos dicho que dejar de fumar es posible. Cada intento fallido no hay que verlo sólo como un fracaso, sino también como una experiencia de aprendizaje que nos ayudará para tener éxito en el siguiente intento. En caso de recaída la experta recomienda valorar la situación: “¿Era el mejor momento? ¿Qué falló? ¿Cuánto tiempo he estado sin fumar? ¿Por qué he vuelto? ¿En qué entorno?”. No hay que olvidar que el sólo hecho de tomar la decisión de dejar de fumar es un logro y que lo importante es perseverar y volver a intentarlo.
TRAS EL ÚLTIMO CIGARRILLO
20 minutos después. La presión arterial y el ritmo cardíaco comienza a normalizarse.
8 horas después. Los niveles de nicotina y el monóxido de carbono en la sangre se reducen a la mitad y el de oxígeno se aproxima al normal.
24 horas después. Disminuye el riesgo de infarto de miocardio y los pulmones empiezan a remover mucosidad.
48 horas después. Se recupera la capacidad de oler y saborear. La nicotina desaparece del organismo.
3 días después. Aumenta la capacidad pulmonar, reduciéndose la tos y aumentando la sensación de bienestar.
15 días después. Mejora de forma generalizada la circulación sanguínea. La dependencia física a la nicotina desaparece.
1-2 meses después. La presión arterial recupera sus valores normales. Mejora el flujo de la sangre a las manos y a los pies.
3-6 meses después. Aumenta la capacidad de resistencia a las infecciones. ¡Se consolida la conducta no fumadora en tu vida cotidiana!
A partir de ahora… No te engañes. Lo has logrado, pero sigues siendo dependiente. No bajes la guardia. Estate alerta y no olvides el esfuerzo que has hecho. Te apetece un cigarrillo, con una sola calada dices que te conformarías, pero en realidad sabes que lo que deseas es ir fumándote ya el quinto. ¡¡¡Cuidado!!!Una sola calada y estarás enganchado de nuevo. Merece la pena que tu éxito dé sentido a la lucha que llevas librando los últimos meses.