El entorno urbano tiene un papel determinante en la salud y en la relación de esta con la sostenibilidad. El ruido, la calidad del aire, del agua, la planificación y el diseño urbano, el transporte, el desarrollo y los recursos económicos y sociales, los comportamientos y las relaciones interpersonales… tienen un impacto importante en la salud de las personas que lo habitan.

Los esfuerzos deben dirigirse a que las opciones más saludables y sostenibles sean las más fáciles de elegir por sus ciudadanos.

Las administraciones locales, gracias a sus políticas cercanas y desde el conocimiento práctico de la calidad de vida de la gente que nace, crece, vive, trabaja y envejece en su territorio, pueden liderar de una forma privilegiada la mejora de la salud y el bienestar de acuerdo con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030.

¿Qué es una Ciudad Saludable (o promotora de la salud)?

Una Ciudad Saludable es aquella cuya administración se compromete a poner la salud en un lugar destacado de su agenda social, económica y política. Las ciudades saludables afrontan su organización hacía aspectos claves para la salud del territorio, facilitan y potencian estilos de vida más saludables, cuidan y favorecen las condiciones del medio ambiente, tratan en términos de equidad y buscan la participación y la colaboración ciudadana.

Las Ciudades Saludables crean entornos sostenibles para una vida más sana y activa

(Red Europea de Ciudades Saludables de la OMS, 2019)