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La gripe y sus complicaciones


La gripe es una enfermedad vírica aguda, específica de las vías respiratorias, que se caracteriza por tener un periodo de incubación de 48 horas. Su presentación más frecuente es el comienzo brusco, con dolores de cabeza, fiebre, escalofríos, dolores musculares, malestar general y síntomas de afectación respiratoria, como tos seca y dolor de garganta. Estos síntomas no deben confundirse con otras infecciones respiratorias víricas (a las que no cubre la vacuna).

La importancia de la gripe deriva de su elevada capacidad de difusión, su alta morbilidad, su repercusión sobre la mortalidad y sus consecuencias económicas, tanto en costes directos como indirectos.

Aparece generalmente en invierno y de una forma periódica, es decir, que cada año nos enfrentamos a una temporada en la que puede producirse una gran actividad y circulación del virus de la gripe (predominantemente en los meses de diciembre a febrero).

Las complicaciones de la gripe se presentan en todas las edades, sin embargo, son más frecuentes en personas con patologías crónicas subyacentes o edad avanzada.

Los virus gripales muestran una elevada capacidad para cambiar. Cada año, la Organización Mundial de la Salud determina las cepas del virus que están en circulación y la composición de la vacuna que debe administrarse. De ahí la importancia de que la población de riesgo se vacune frente a la gripe.

La prevención se basa en la vacunación y en la higiene


La prevención de la gripe y de sus complicaciones se basa fundamentalmente en la vacunación, la medida más efectiva para reducir el impacto de esta enfermedad.

Otra medida de prevención importante es evitar el contagio a los demás. La gripe se transmite de persona a persona, a través de las secreciones respiratorias al hablar, toser y al estornudar.

Las medidas de higiene más relevantes para la prevención son:
-Lavarse las manos con frecuencia.
-Taparse la boca y la nariz con un pañuelo al estornudar o toser y desecharlo inmediatamente después.
-No compartir vasos, cubiertos, toallas y otros objetos que hayan podido estar en contacto con saliva y secreciones.

Mediante la vacunación de los grupos de riesgo se pueden evitar un 50-60% de hospitalizaciones y el 80% de los fallecimientos derivados de las complicaciones de la gripe.

La vacuna de la gripe no puede provocar la enfermedad, ya que contiene virus muertos no contagiosos. Si una persona sufre en los días posteriores a la vacunación un cuadro de vías respiratorias altas, en ningún caso puede estar relacionado con la administración de la vacuna antigripal.

Las reacciones adversas de la vacuna de la gripe son leves, el más común es el escozor en el lugar de la inyección y, en muy pocos casos, puede producir febrícula, dolor muscular o malestar.