Las actividades preventivas tienen por objeto eliminar, reducir o controlar periódicamente la fuente de infección.
La Ley 33/2011, de 4 de octubre, General de Salud Pública, establece que la prevención tiene por objeto reducir la incidencia y la prevalencia de ciertas enfermedades, lesiones y discapacidades en la población y atenuar o eliminar en la medida de lo posible sus consecuencias negativas mediante políticas acordes con los objetivos de esta ley (artículo 19.1); que las Administraciones públicas, en el ámbito de sus respectivas competencias, impulsarán otras acciones de prevención primaria, como la vacunación (19.2.c), y que el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud acordará un calendario único de vacunas en España.
Los programas de vacunación, tienen como objetivo el control o erradicación de determinadas enfermedades infecciosas para cuya prevención existen vacunas, que se pueden administrar de forma segura y eficaz a la población.
En la cadena epidemiológica la vacunación actúa sobre la población susceptible de enfermar, dando lugar, cuando los niveles de cobertura alcanzados son suficientes para cada enfermedad, a la llamada inmunidad de grupo. Cuando las coberturas de vacunación son bajas la vacuna solo aporta un beneficio individual y se crean bolsas de susceptibles que son las responsables del mantenimiento de la transmisión de la enfermedad en la comunidad y de la aparición de brotes cuando hay un número suficiente de susceptibles. Con coberturas intermedias desaparece el riesgo de brotes epidémicos y con coberturas elevadas puede llegar a eliminarse la enfermedad.
Las coberturas de vacunación alcanzadas en el Calendario Oficial de Vacunaciones Infantiles de La Rioja son muy elevadas, superando en todos los casos el 90%, y en su mayoría el 95%.
El mantenimiento de estos altos niveles de coberturas de vacunación es muy importante, para evitar la reaparición de casos de enfermedades que en algunas ocasiones se encuentran en fase de erradicación, como es el caso de la poliomielitis.
Pero las vacunaciones no finalizan en la edad pediátrica, sino que los cambios epidemiológicos justifican en muchos casos continuarlas en la edad adulta, para evitar la reemergencia de enfermedades que parecían ya controladas. Por lo tanto, es muy importante revisar las recomendaciones de vacunación en los adultos. Éstas se establecen en base a la edad, las vacunaciones recibidas en la infancia, su situación de salud, la ocupación, determinados estilos de vida y los viajes a otros países.