La hemodiálisis es la opción de tratamiento de la insuficiencia renal que se realiza haciendo pasar la a través de un filtro exterior que se encuentra en una maquina de diálisis. Este filtro permite que las toxinas y el exceso de líquido salgan de la sangre sustituyendo de esta forma la función de sus riñones enfermos.
El acceso venoso
Para la llevar a cabo la hemodiálisis es preciso disponer de una vena de un grueso calibre (llamada fístula) que servirá para pinchar las 2 agujas por las que saldrá y entrará la sangre. Se realiza mediante una pequeña intervención quirúrgica, generalmente en el brazo no dominante o en aquel que tenga mejores venas, en la que se une una arteria a una vena que, con el tiempo, irá engrosando su pared y su calibre al recibir sangre a mayor presión.
Esta fistula, se debe planificar con un mínimo de 3-6 meses, tiempo necesario para su adecuado desarrollo y maduración. Cuando se tiene malas venas o se han agotado por fístulas anteriores, se coloca un tubo entre la arteria y la vena de un material especial (goretex) y es ahí donde se pincha. Es muy importante que si su opción futura de diálisis es la hemodiálisis, proteja al máximo las venas principales de sus brazos para futuras fístulas; los análisis de sangre se deberían extraer de venas del dorso de la mano y del brazo.
Si la Insuficiencia renal es aguda o se ha producido un empeoramiento rápido de la insuficiencia renal crónica, es preciso recurrir a la colocación de un catéter temporal en una vena gruesa tipo femoral o yugular, que conlleva riesgo de infecciones y trombosis que pueden complicar el funcionamiento de futuras fístulas. Su colocación y su utilización es inmediata.
Si se prevé una permanencia del catéter temporal superior a las 3-4 semanas, se recomienda colocar un catéter permanente, que por su material y su trayecto subcutáneo, presenta menos complicaciones y puede mantenerse mucho más tiempo. Su colocación es relativamente sencilla y requiere unos cuidados tanto por parte del paciente como del personal sanitario. En cualquier caso, el catéter permanente nunca debe ser una opción a largo plazo, salvo que sea imposible de hacer una fístula.
El filtro de diálisis
El filtro de diálisis es el lugar en el que se realiza la depuración de la sangre en la hemodiálisis. Es un cartucho de plástico que contiene miles de filamentos huecos por los que pasa la sangre y que están rodeados por el líquido de diálisis al que se vierten todos los desechos que salen de la sangre. Este filtro se desecha junto con el resto del material tras cada sesión.
Modalidades de hemodiálisis
- Hospitalaria
- Domiciliaria
En ambos casos el tratamiento es intermitente y por lo tanto permite la acumulación de sustancias toxicas y líquido entre diálisis y diálisis, por lo que es preciso mantener unas restricciones de dieta y líquidos.
La hemodiálisis Hospitalaria, se realiza en unidades hospitalarias o centros de hemodiálisis, por lo general se realiza 3 veces por semana con una duración media de 4 horas, en turnos de Martes, Jueves y Sábado o Lunes, Miércoles y Viernes y en horario fijo de mañana o tarde. En este caso, la diálisis la realiza el personal sanitario, con el que el paciente mantiene un contacto estrecho, así como con el resto de pacientes. El paciente mantiene una actitud pasiva durante el tratamiento, pero debe de cumplir las recomendaciones dietéticas y de medicación.
La hemodiálisis domiciliaria, es la que se realza en el propio domicilio tras un entrenamiento en el hospital de 1-2 meses. Sólo se desplaza al Hospital para revisiones y pruebas cada 2-3 meses. En el domicilio precisa de espacio suficiente para la maquina de diálisis y el material necesario y debe de haber un colaborador entrenado (por lo general un familiar) que deberá permanecer en el domicilio mientras esté realizando la diálisis.
Siempre se dispone de un teléfono de contacto las 24 horas al día. Esta opción, permite al paciente una libertad de horario, brinda la posibilidad de poderla realizar con más frecuencia (de 3 a 6 veces a la semana), si bien de menor duración, y facilita la conciliación del tratamiento con la vida social y laboral.
Al poderse hacer con mas frecuencia, se evitan acúmulos importantes de toxinas, es más fisiológica y obliga a menos restricciones en la dieta. Obviamente, es necesario que tanto el paciente, como el acompañante y el domicilio cumplan unos requisitos que garanticen un tratamiento adecuado.