¿Cuándo comenzar?

Es recomendable ponerse al pecho al recién nacido lo más pronto posible tras el nacimiento, a poder ser la primera media hora. De esta manera, además de facilitar las contracciones del útero para disminuir la intensidad de la hemorragia tras el parto, se establece un buen reflejo de succión en el bebé y, a su vez, mediante la succión se estimula el pezón y hace que se produzcan las hormonas necesarias para producir leche. Por tanto, cuanto más te pongas al bebé en el pecho más leche producirás.

Se aconseja alimentar al bebé a demanda, pero si es “dormilón” conviene despertarle para que haga por lo menos 7-8 tomas al día. A demanda significa que mame cuando quiera, durante el tiempo que quiera y que lo haga de uno o de los dos pechos, como prefiera.

No es recomendable usar chupete las primeras semanas, por lo menos hasta que la lactancia se haya establecido adecuadamente. Asimismo, no se recomienda darle biberones de suero, agua, leche,… ya que alimentado al pecho no necesita ningún aporte suplementario y sólo contribuiría a confundirle.

La succión de la tetina es “como si se chupase el dedo” y la succión del pezón es a modo de “ventosa”, por tanto, el ofrecer los dos métodos complica el aprendizaje y favorece la elección del que requiere menos esfuerzo.

¿Cómo?

El éxito y posterior satisfacción de lograr una adecuada lactancia materna depende en gran medida de que la posición al colocar el bebé al pecho sea la correcta. Ante todo, tú debes estar cómoda y el bebé lo más cerca posible de ti (sigue esta regla: “ombligo con ombligo” o “barriga con barriga”).

Independientemente de la postura adoptada, debe ser el bebé el que se acerque al pecho y no el pecho al bebé. Para conseguirlo se le estimula rozando con el pezón su labio superior, así abrirá la boca “de par en par” y sus labios deben abarcar no sólo el pezón sino también buena parte de la areola. De no ser así, retírale metiendo el dedo meñique en su boca y comienza de nuevo.

Es fundamental que tanto el pezón como la mayor parte de la areola mamaria estén dentro de la boca del bebé, ya que una técnica correcta evitará que te duela durante la succión y que te salgan grietas. Además, debajo y detrás del pezón están los conductos que deben exprimirse y llenarse durante la toma y las glándulas que, mediante unos mecanismos, ordenan la producción de hormonas necesarias para la constante producción de leche.

Por tanto, si el bebé está bien agarrado y su boca abarca tanto el pezón como la areola su nariz queda libre para respirar. De igual manera, si hiciera ruido al succionar significa que no tiene la postura correcta. Si no estuviera bien colocado, sepáralo de ti y vuélvelo a intentar. Para ello introduce tu dedo meñique en la comisura (juntura) de su boca para romper el vacío y con suavidad lo retiras del pecho.

Modos y maneras

Antes de dar el pecho ten a mano aquello que pienses que vas a necesitar como agua, cojines, toalla, etc. y lávate las manos antes de coger al bebé.

Primero prueba con la postura que te resulte más cómoda. Si optas por estar en la cama, sobre todo los primeros días después del parto o tras una cesárea, túmbate de lado apoyando sobre una almohada y/o cojín tanto tu cabeza como el hombro. Rodea al bebé con tu brazo y gíralo hacia tu pecho, eleva este brazo hacia tu cabeza y con el otro brazo dirígele su cuerpo hacia el tuyo, ya sabes: “ombligo con ombligo” o barriga frente a barriga. Si estás cansada relájate durante la toma y disfruta con tu hija o hijo.

Si decides dar de mamar sentada, ponte al bebé lo más cerca posible del pecho. Su cabeza ha de apoyarse en tu antebrazo y no en tu codo, para ello te puede ayudar apoyar el brazo con el que lo hayas tomado encima de un cojín y quizás estés también más cómoda poniendo los pies sobre un taburete o banqueta bajos.

Coloca siempre el cuerpo del bebé frente al tuyo, como ya hemos dicho antes “ombligo con ombligo” o barriga contra barriga, de manera que la nariz del bebé quede a la altura de nuestro pezón y la cabeza sobre nuestro antebrazo.

En definitiva, la cara del bebé no debe estar “mirando al techo”, sino encarada hacia el pecho materno. El bebé siempre debe poder ver la cara de su madre y la madre la suya.

Existe otra postura para estar sentada que se llama “de balón de rugby o a la inversa”: el bebé se coloca a un lado de la madre apoyado sobre una almohada y con su cuerpo recostado en las costillas de ésta, mirándole de frente. Esta técnica es utilizada si el bebé es muy pequeño o prematuro, después de una cesárea, cuando los pechos son muy grandes o para amamantar simultáneamente a dos bebés, colocando uno/a en cada mama.

Duración de la toma

Ya hemos comentado que la leche varía a lo largo de la ¡misma toma!

Al principio de la tetada es más “aguada” para calmar la sed del bebé y preparar su estómago, y a medida que va saliendo aumenta la cantidad de grasas, de manera que las últimas fases de la toma son las que proporcionan el mayor aporte de calorías (como el postre) y le aportan la sensación de saciedad.

Por tanto, debemos permitir que el bebé mame hasta que quede satisfecho, y no retirarle del pecho aunque lleve tiempo en el mismo pecho, sólo el bebé sabe cuándo se ha quedado saciado.

Hay bebés que se agotan y necesitan pausas para descansar, si esto es así le ofreceremos de nuevo el pecho. Cada bebé tiene su propio ritmo de alimentación, como cada madre tiene su propio ritmo de salida de leche; la madre y su bebé se regulan entre sí. Hay bebés que maman durante 20 minutos y reciben la misma cantidad que otras/os en 4 ó 5 minutos.

Es importante en esta época de lactancia olvidarse del reloj y amamantar al bebé cada vez que lo pida. Sobre todo al principio, hay bebés que necesitan mamar muy a menudo.

Si tú le ofreces el pecho y lo acepta es porque lo necesita. No es cierto que se malacostumbren y que puedan esperar 3 horas entre toma y toma. Unos/as podrán esperar 3 horas e incluso habrá que despertarles y otros/as necesitan el pecho más a menudo.

Ofrécele siempre los dos pechos alternando el primero; pero si rechaza el segundo será porque ha tomado suficiente del primero. Respeta siempre lo que desea. Si ya ha comido bastante te lo hará saber, hazle caso.

No te preocupes si notas que en tu pecho hay todavía mucha leche. Ten en cuenta que en la próxima toma vas a empezar por ese pecho y vaciará la leche acumulada. Si te molesta la leche que queda puedes vaciarte un poco y aplicarte frío.

Además, nunca olvides que al ofrecer el pecho no sólo le estás nutriendo, también le ofreces consuelo, seguridad, calor y afecto necesarios para el desarrollo integral del bebé.

Si con la succión traga aire, es aconsejable facilitar el eructo tras las tomas, para lo cual basta con mantenerle apoyada/o sobre tu hombro o sobre el del padre. No es necesario dar golpecitos, con un suave masaje en la espalda es suficiente. Tampoco es necesario estar mucho rato, si no eructa en 2 minutos acuéstale y ya lo hará si tiene ganas.

Por la noche

No hay ninguna razón médica para suprimir las tomas de la noche. Son importantes durante los primeros días y semanas para el establecimiento de una adecuada lactancia y tienen, además, otras ventajas como son:

  • Ofrecer el pecho es más cómodo.
  • Las tomas nocturnas previenen problemas en las mamas como la mastitis al no pasar tantas horas sin vaciar el pecho.
  • Las tomas nocturnas producen picos más elevados de las hormonas que ponen en marcha la lactancia y ayudan a mantener la producción de leche por parte de la madre.

Hacen posible un contacto íntimo madre-hijo/a en unas condiciones que a menudo no se tienen durante el día.

¿Dónde?

Cualquier lugar es adecuado para calmar la sed, hambre o desconsuelo de tu bebé. El dar de mamar en un lugar público es algo que no viola ninguna ley y es aceptado socialmente.

Para estar cómoda y hacerlo de manera discreta es aconsejable que lleves ropa adecuada, para ello utiliza sujetadores de lactancia y camisas o jerséis con abertura delantera.

¿Hasta cuándo?

La Organización Mundial de la Salud recomienda que los bebés deben estar alimentados exclusivamente con lactancia materna hasta los seis meses de edad. Hasta entonces no necesitan ningún suplemento de alimento o bebida, ni siquiera agua, a no ser que exista otra indicación expresa por parte del o de la pediatra.

A partir de los seis meses de edad, se recomienda seguir con la lactancia materna e ir introduciendo de forma complementaria otros alimentos.

El tiempo límite de seguir dando el pecho lo ponen la madre y el bebé. Recuerda que es posible mantener la lactancia un tiempo prolongado sólo con dos tomas diarias.

¿También a gemelos?

Sí es posible alimentar con lactancia materna exclusiva a dos hermanos/as gemelos/as. En este caso el estímulo de la succión será doble y, por tanto, habrá doble producción de leche.

Siempre que puedas, trata de amamantarles a la vez y recuerda: alterna el pecho que ofreces a cada bebé en las tomas sucesivas.

Para estos casos te recomendamos algunas posiciones:



Posición lateral

Estando tú sentada o tumbada, sitúa una almohada o cojín sobre tu regazo y colocales sobre la almohada mirándote a ti. Tómalos uno con cada brazo como si llevaras dos balones de rugby.

Posición cruzada

Es la misma situación que la anterior; pero poniendo a ambos a lo largo de la almohada (o sobre tu regazo) mirando un bebé hacia un pecho y el otro hacia el otro pecho, de manera que los cuerpos de ambos se cruzan.

Posición mixta

Combina las dos posturas anteriores. Colócate a un bebé en la posición de “balón de rugby” y a la otra criatura sobre tu regazo o sobre una almohada o cojín.

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