El uso generalizado de la mascarilla disminuirá los síntomas de rinitis y de asma
Llega la primavera y con ella las alergias, una enfermedad que afecta a más de ocho millones de personas en nuestro país, siete de ellos alérgicos a gramíneas, seguidos en orden decreciente por alérgicos al olivo, arizónica, plátano de sombra, salsola y parietaria.
Según las previsiones que acaba de anunciar la Sociedad Española de Alergología, este año tendremos en La Rioja una primavera leve. Existe una relación directa entre algunos factores climatológicos del otoño e invierno, como es el caso de las lluvias, temperatura y humedad, y los recuentos de pólenes de gramíneas durante la primavera. Gracias a la recopilación de los datos de las 62 estaciones aerobiológicas del Comité de Aerobiología, a los factores climatológicos proporcionados por la AEMET y a la colaboración del Área de Estadística de la Universidad de Castilla La Mancha se establecen los vaticinios para todas las Comunidades.
Según datos de la Sociedad Española de Alergología, en los últimos diez años en nuestro país se ha duplicado el porcentaje de alérgicos a los pólenes más alergénicos. Las gramíneas han pasado del 35% al 74%, la arizónica del 9% al 23%, el plátano de sombra y la salsola del 7% al 14% y el olivo del 30% al 52%. La causa parece hallarse en el efecto de la contaminación y el cambio climático sobre los pólenes.
Contaminación y cambio climático
Además, la contaminación y el cambio climático son dos promotores de la alergia al polen. La emisión de partículas contaminantes procedentes de las calefacciones y de los motores diésel altera la estructura del polen haciendo que éste genere proteínas de estrés como mecanismo de defensa y aumentando su capacidad de inducir una respuesta alérgica en personas susceptibles.
El cambio climático está alterando los ciclos de polinización de las plantas. Adelantan el inicio y retrasan el final de su período de floración, con lo que se amplía la duración del período de polinización, y, por lo tanto, aumenta la exposición de la población a los pólenes.
Por ejemplo, según advierten los alergólogos, “este año, y debido a las bajas temperaturas registradas durante el mes de enero, se ha producido una disminución de la actividad de todas las plantas, entre ellas las cupresáceas, lo que ha propiciado un retraso en el inicio de la polinización”.
La vacunación, principal herramienta
Al comienzo de la pandemia, con motivo de las medidas de restricción de movilidad de vehículos y la disminución de la actividad industrial, se observó una reducción en la presencia de contaminantes, lo que contribuyó a mejorar la calidad del aire y la reducción de enfermedades respiratorias. “Este año se prevé que el uso generalizado de la mascarilla ayudará a disminuir los síntomas de rinitis y asma debido al efecto de pantalla sobre la nariz y la boca. Como consecuencia, se experimentará una reducción en el consumo de medicación y una disminución en la asistencia a servicios de urgencias por parte de los polínicos. De todos modos, desde la SEAIC insistimos en la necesidad de cumplir con los tratamientos para el asma” recuerdan.
Además de las mascarillas desde la Sociedad Española de Alergología insisten en que la inmunoterapia o vacunación antialérgica “debe considerarse siempre como una herramienta terapéutica de primer orden en el manejo de los pacientes alérgicos porque es el único tratamiento que puede modificar la evolución natural de la patología alérgica”.