Conoce cinco sencillas pautas que pueden ayudarte a prevenir un infarto de miocardio o un accidente cerebrovascular.
No esperes a tener un susto para empezar a cuidarte. La prevención funciona y no sólo porque mejora nuestra calidad de vida. También reduce, está demostrado, los factores de riesgo de sufrir un infarto de miocardio o un accidente cerebrovascular (trombosis, embolia y hemorragia cerebral), principal causa de muerte en la actualidad en los países desarrollados.
Te facilitamos cinco sencillas recomendaciones a las que estarás sinceramente agradecido porque van a mejorar tu salud. No esperes a enfermar para querer recuperarla. La salud la tienes ahora. Es el momento de cuidarla.
LO IMPORTANTE ES MOVERSE
Lo más recomendable es hacer ejercicio todos los días, como una rutina incluida en el quehacer diario y siempre adaptado a la condición y edad de cada persona. No hay que olvidar que el sedentarismo contribuye a acentuar los efectos de otros factores de riesgo como la obesidad, la hipertensión o el colesterol, y que practicar 30 minutos de ejercicio moderado cinco días a la semana reduce significativamente el riesgo de padecer diabetes, tener un infarto o sufrir un ictus.
Por supuesto que las tareas que conlleva la vida diaria computan (paseos por la ciudad al ir de compras, traslados al trabajo, limpiar la casa, cuidar a los hijos o a los nietos...); pero además es necesario practicar cada día algún ejercicio en sí mismo. Lo más adecuado es elegir una actividad que resulte gratificante como caminar a paso ligero, correr, hacer bicicleta estática, saltar, subir y bajar escaleras… Lo que al fin y al cabo importa es moverse.
Si se empieza la práctica de ejercicio desde cero es recomendable hacerlo de forma progresiva y en intensidad y tiempo acorde a las posibilidades de cada uno. Antes de comenzar no hay que comer demasiado y siempre hay que llevar agua para evitar la deshidratación.
Aviso: Si se padece alguna enfermedad también es recomendable practicar ejercicio, pero previamente hay que consultarlo con el médico para que nos indique o aconseje la actividad y el ritmo más adecuado. Aún así nunca se debe ignorar un dolor en el pecho o la fatiga, y en caso de que note alguna de estas molestias (mareos, vértigos, latido irregular, cansancio o dificultad al respirar) consulte con un facultativo.
NO PODEMOS EVITAR NUESTRA CARGA GENÉTICA PERO SÍ PODEMOS DEJAR DE FUMAR
El tabaquismo es uno de los factores de riesgo modificables más importantes sobre los que podemos actuar. No podemos evitar la herencia genética que cada uno tenemos, hay poco que podamos hacer sobre ello; sin embargo y por suerte sí podemos evitar fumar, es una decisión que solo depende de nosotros y al decir NO AL TABACO estamos evitando la principal causa de muchas enfermedades (más que la genética) y uno de los hábitos que más deteriora nuestra calidad de vida.
Una vez que se es fumador no es fácil dejarlo, cierto, hace falta proponérselo y esforzarse mucho; pero la buena noticia es que se puede porque ES POSIBLE.
Aunque la decisión de dejar de fumar debe tomarla uno mismo, en el proceso de desintoxicación de la nicotina lo más recomendable es contar con el apoyo de nuestro entorno y de nuestro médico. Lo normal es que aparezcan síntomas como irritabilidad, hambre, dolor de cabeza, sueño o insomnio. Ayuda tener siempre a mano agua, fruta fresca o chicles sin azúcar para calmar la ansiedad.
Si por sí sólo considera que no es capaz de dejar de fumar puede buscar ayuda en los Programas de Apoyo de la Comunidad Autónoma. Para obtener más información está disponible el teléfono gratuito 900-714110.
EL COLESTEROL ES NUESTRA MEJOR ALARMA
Una de las principales y más sencillas alarmas sobre nuestra salud es el colesterol. Sus niveles inadecuados nos avisan de que algo no va bien. Lo más eficaz para mantenerlo en su sitio es disminuir el consumo de grasas saturadas en la dieta, presentes normalmente en los alimentos de origen animal (leche, lácteos, carne, pescado, embutido y huevos) debido a su alto índice calórico y alto contenido en colesterol y en ácidos grasos saturados. Conviene también evitar los ácidos trans presentes en comidas rápidas y en las margarinas.
SOMOS LO QUE COMEMOS: REBOZADOS, VITAMINAS, BOLLERÍA, VERDURAS, BEBIDAS AZUCARADAS, CEREALES, MENÚS COPIOSOS…
La obesidad y el sobrepeso, que suelen estar relacionados con la vida sedentaria y con índices no adecuados de colesterol, es otro de los factores sobre los que podemos intervenir. Controlar el peso previene además otras enfermedades como la diabetes.
Para estar en el peso más adecuado a nuestra estatura y corpulencia se recomienda:
Evitar las calorías denominadas ‘negras’ (fritos, rebozados, tempuras, salsas, dulces, bollería o bebidas con azúcares, entre otros).
Controlar el consumo de grasas ‘sanas’ como el aceite de oliva
ya que aunque sean buenas aportan muchas calorías.
Realizar un mínimo de cinco comidas al día y no saltarse ninguna.
Procurar que las comidas sean menos copiosas (reduciendo la ración un 25% se han demostrados muy buenos resultados).
Combinar la dieta con el ejercicio para perder peso, pero no masa muscular.
LA TENSIÓN ARTERIAL, EL OTRO CHIVATO DE NUESTRA SALUD
Tener la tensión arterial elevada es también un importante factor de riesgo a la hora de sufrir cardiopatías. Por suerte también podemos controlarla disminuyendo el consumo de sal, evitando precocinados y embutidos, aumentando el consumo de frutas, verduras y hortalizas, disminuyendo el de alcohol y cafeína, diciendo NO al tabaco, practicando ejercicio regularmente y evitando la obesidad.
Si con estas medidas no consigue mantener la tensión arterial en sus índices adecuados, acuda al médico por si necesita tratamiento farmacológico.