Conforme va pasando en tiempo se van acumulando evidencias que van vinculando al tabaco como causa de enfermedades hasta ahora no relacionadas con su consumo; como pueden ser la artritis reumatoide, la diabetes, el cáncer de colon y la insuficiencia renal; que se suman a toda la cascada de enfermedades ya conocidas. Todo esto no hace nada más que reforzar los potenciales beneficios del abandono del tabaco, lo que supone no solo importantísimas mejoras en la salud del exfumador, sino relevantes mejoras a otros niveles, como el aumento de la autoestima y la libertad por superar la adicción, mejorar el aspecto físico, el rol ejemplarizante para con los hijos y personas del entorno, el contribuir a generar más espacios sin humo protegiendo la salud de otras personas, mejorar el medio ambiente dejando de generar colillas (consideradas residuos tóxicos peligrosos) y por supuesto la mejora de la economía doméstica (en torno a 1800 euros al año puede ahorrar un fumador de un paquete al día).
Con la puesta en marcha en 2005 y 2010 de las leyes de medidas frente al tabaquismo, España se puso a la cabeza a nivel europeo en la lucha contra esta epidemia, obteniéndose notables mejoras en la salud de la población y una progresiva desnormalización de su consumo.
Como consecuencia de la disminución de la exposición general de la población al humo ambiental de tabaco y la desaparición de la publicidad directa e indirecta de sus productos, se logró un aumento de la percepción de riesgo asociada a su consumo, lográndose en la última década un descenso significativo de la población fumadora.
Lamentablemente en los últimos años se ha producido un estancamiento de esta tendencia y hemos asistido finalmente a un repunte del porcentaje de fumadores en España, situándose según la encuesta EDADES 2018en un 34% de la población (afortunadamente La Rioja escapa de esa situación y la población fumadora supone un 24.3%). Esta circunstancia puede ser en gran parte achacable a la ausencia de nuevas medidas legislativas desde 2010, que sin embargo sí han puesto en marcha numerosos países de nuestro entorno con buenos resultados.
A mediados del año pasado un grupo de sociedades científicas, sanitarias y sociales de nuestro país, se unieron para elaborar la llamada “Declaración de Madrid 2018”, un manifiesto que basado en el Convenio Marco del Control del Tabaco de la OMS de 2003, junto con la evidencia científica disponible, detalla una serie de medidas que deberían aplicar los poderes públicos de este país para seguir avanzando contra la epidemia del tabaquismo: equiparar al alza la fiscalidad de todos los productos del tabaco, (por ejemplo, el tabaco de liar está gravado con un impuesto menor); equiparar la fiscalidad también a los productos relacionados con el tabaco que contengan nicotina y a los productos novedosos del tabaco, (por ejemplo, los cigarrillos electrónicos; que calientan sin combustión cargas líquidas con nicotina; y los productos de tabaco por calentamiento; que calientan también sin combustión tabaco picado o compactado);
Incrementar la presión fiscal de todos los productos de tabaco haciéndola similar a los países de nuestro entorno(con lo que se encarecería su precio); exigir el cumplimiento de la legislación vigente sobre el consumo en los lugares públicos cerrados o cuasi-cerrados (terrazas, áreas de tránsito de centros comerciales, parques infantiles…); aplicar la actual legislación sobre espacios sin humo a todos los productos relacionados (por ejemplo,en la actualidad se puede hacer uso de cigarrillos electrónicos en algunos centros de trabajo); prohibir fumar en los vehículos; ampliar la legislación actual en relación a la protección al humo ambiental del tabaco a lugares ala aire libre tales como instalaciones deportivas y de espectáculos, playas, paradas de medios de transporte etc. implicación explícita de los cuerpos de seguridad en el control de la aplicación de la Ley en todos los ámbitos; introducir el empaquetado neutro (a dos colores, sin los logotipos distintivos de las marcas y plagado de advertencias sanitarias, haciéndolo menos atractivo para los jóvenes y adolescentes), realizar campañas informativas acerca del riesgo del consumo de tabaco; facilitar el acceso de los fumadores al tratamiento del tabaquismo y financiar los fármacos; reforzar y equiparar la regulación sobre publicidad, promoción y patrocinio de los productos del tabaco a los productos relacionados; eliminar la publicidad del tabaco y productos relacionados en los puntos de venta; reforzar la prohibición de venta a menores, abordando también la venta por internet.
En esta época postelectoral que dará paso a nuevas legislaturas de los gobiernos nacional, autonómico y local, desde la Sociedad riojana de Medicina de Familia y con motivo de la celebración de la XX Semana sin Humo, instamos a los poderes públicos a que prioricen el derecho a la salud haciéndose eco de estas demandas, para que se puedan poner en marcha lo antes posible.