Dr. Carlos Ruiz Martínez. Jefe de Servicio de Neumología. Hospital Universitario San Pedro Logroño
Seguimos intentando dar visibilidad y concienciar tanto a las autoridades como a los profesionales y, sobre todo, a la sociedad en general, sobre esta enfermedad respiratoria tan frecuente, fácilmente prevenible y que afecta al 10% de la población adulta. Una dolencia que genera el 10% de las consultas médicas e ingresos hospitalarios, que es la cuarta causa más frecuente de muerte y la primera evitable ya que depende básicamente del tabaco y que, por si fuera poco, es la única de las cuatro primeras causas de mortalidad que sigue creciendo año tras año.
El desconocimiento general que existe sobre esta patología (se calcula que entre el 70% y el 80% de la población desconoce su existencia) es lo que hace que apenas el 30% de los enfermos estén diagnosticados y un 70% tenga un diagnóstico subestimado.
Se trata de una Enfermedad que afecta a los Pulmones y a los bronquios, en los que se produce una Obstrucción que dificulta el paso del aire y evoluciona de forma Crónica, de ahí que se la conozca con las siglas EPOC. Su principal causa es el humo del tabaco, aunque hay otros factores que pueden contribuir a su aparición como el tabaquismo pasivo, la contaminación, factores genéticos, prematuridad.
Los síntomas suelen comenzar muy lentamente, hacia los 45 ó 50 años, y se caracterizan por tos matutina, expectoración de mucosidad (flemas) y dificultad para respirar, primero al hacer esfuerzos y luego incluso estando en reposo. Los catarros son más frecuentes y persistentes, apareciendo en varias ocasiones durante las épocas frías.
Su diagnóstico es muy sencillo, pues sólo requiere de la realización de una ESPIROMETRÍA que detecta la disminución de los flujos de aire en estos pacientes. Todas las personas con hábito tabáquico presente o pasado deberían tener acceso a una espirometría de calidad.
La EPOC es una enfermedad crónica incurable pero tratable, habiendo mejorado mucho el pronóstico los avances terapéuticos que, actualmente, se personalizan a los diferentes perfiles de la enfermedad. La primera medida básica y primordial es abandonar el consumo de tabaco.
En los pacientes mas sintomáticos se debe iniciar el tratamiento con uno o con la combinación de dos fármacos broncodilatadores y, a veces, en necesario el uso de antiinflamatorios inhalados tipo corticoides. En los casos más graves con insuficiencia respiratoria se hará necesario el uso de oxígeno domiciliario y equipos de ventilación no invasivos.
La EPOC es además causa de agudizaciones que agravan los síntomas habituales de estos pacientes con más disnea, cantidad de flemas y cambios en el color de las mismas. Estas agudizaciones requieren de un reajuste del tratamiento incrementando las dosis y combinando varios broncodilatadores, corticoides orales y antibiótico cuando sea necesario. En agudizaciones más graves se llega incluso a requerir evaluación en urgencias y hospitalización.
El campo de mejora todavía es muy amplio, tanto en prevención como en diagnóstico precoz, valoración y adecuación del tratamiento de la EPOC. Con el máximo compromiso de las administraciones y de todos los profesionales podemos detener el crecimiento de esta patología y su impacto global sobre la mortalidad.
Consejos para pacientes con EPOC:
- Dejar de fumar: es la principal y la primera medida para detener la progresión de la enfermedad.
- Cumplimiento del tratamiento farmacológico: es fundamental un adiestramiento correcto en la técnica de inhalación de los fármacos broncodilatadores y antiinflamatorios que se usan para tratarla.
- Le recomendamos que se vacune contra la gripe y el COVID cada año durante la campaña de comienzos del otoño o cuando se lo indique su médico.
- Ejercicio físico: es el mejor instrumento de rehabilitación si se realiza con regularidad y con moderada intensidad; por ejemplo, caminar.
- Dieta: establecer una dieta saludable y equilibrada que permita alcanzar un peso normal evitando la obesidad y la desnutrición. Adecuada hidratación.
- Medidas ambientales: evite la polución e inhalación de contaminantes como lacas, insecticidas, pinturas, detergentes, etc. Evite cambios bruscos de temperatura y excesivo frío.