Alicia Falcón Escudero. Coordinadora de Calidad y Seguridad Asistencial del SERIS
El primer objetivo en medicina es no hacer daño y fue preconizado por el médico griego Hipócrates hace más de dos mil años con su principio “primum non nocere” (ante todo no hacer daño). En consecuencia, esta preocupación por la seguridad del paciente ha acompañado a la práctica clínica desde la antigüedad hasta nuestros días.
La Seguridad del Paciente podemos considerarla como el intento consciente de evitar el daño que sufre una persona al recibir asistencia sanitaria para atender su enfermedad, es un componente esencial de la Calidad Asistencial.
La OMS define la Seguridad del Paciente "la reducción del riesgo de daño innecesario asociado a la atención sanitaria hasta un mínimo aceptable".
Debido al enorme desarrollo científico tecnológico de las últimas cinco décadas, los resultados de la atención sanitaria han mejorado mucho al mismo tiempo que se ha incrementado su complejidad, y esto ha propiciado la posibilidad de que se cometan errores.
Como dijo Chantler en 1999 "La medicina, que en el pasado solía ser simple, pero poco efectiva y relativamente segura, en la actualidad se ha transformado en compleja, efectiva, pero potencialmente peligrosa".
Es en este contexto, de entorno complejo, donde surge el concepto de “incidente relacionado con la seguridad del paciente” el cual se considera como un evento o una circunstancia que puede ocasionar u ocasiona un daño innecesario a un paciente al recibir atención sanitaria. Cuando ocasiona daño se denomina “evento adverso” y si no impacta en el paciente se denomina “cuasi incidente”.
Pero debemos tener claro sobre los eventos adversos que, sin bien ocasionan un daño innecesario y por tanto son evitables en mayor o menor medida, siempre se consideran incidentes involuntarios porque de lo contrario entran en la definición de infracción o negligencia.
Los eventos adversos se pueden atribuir a diferentes causas entre las que se pueden encontrar los errores al administrar tratamientos, el uso inadecuado de medicamentos, los fallos técnicos en el uso de dispositivos médicos o aparataje, los defectos en la toma de decisiones, la ausencia o prestación inadecuada de cuidados sanitarios o los errores de identificación incorrectamente del paciente o el órgano a tratar, entre otros.
Ejemplos de eventos adversos de gran transcendencia para el sistema sanitario son las infecciones que se producen en el contexto de la patología que está siendo tratada pero cuyo origen no es la misma sino la relación con la asistencia sanitaria que recibe el paciente, o las conocidas úlceras por presión.
En conclusión, para el SERIS, la seguridad del paciente es una estrategia prioritaria que desarrolla en sus centros sanitarios y que engloba todas las acciones para identificar los riesgos potenciales para el paciente y el análisis para evitar que le provoquen daño, así como la mitigación del daño, en el caso de que no se pueda evitar.
Su perspectiva de análisis de los incidentes de seguridad del paciente va más allá de la responsabilidad, intentando hacerlo con ánimo de reflexionar sobre su manera de trabajar y aprender de los errores, buscando, con ello, el desarrollo de una “cultura de seguridad del paciente” óptima que permee en toda la organización sanitaria.