Todo ello está derivando en la aparición de patologías físicas y mentales que hasta la fecha no habían tenido repercusión, desencadenando una pérdida de calidad de vida que afecta directamente en la salud de la población.

Y para revertir esta situación, es importante adquirir conocimientos sobre conductas positivas que nos pueden facilitar una mejora en nuestra salud. El conjunto de comportamientos o actitudes cotidianas que llevan a cabo las personas, encaminados a alcanzar calidad de vida, es lo que entendemos por Hábitos de Vida Saludables. Para promover dichos hábitos, los profesionales sanitarios deben desarrollar acciones de Educación Sanitaria.Estas actividades muchas veces se desarrollan en colegios, centros de salud, empresas, etc… todas ellas enfocadasa sectores de la población específicos.

¿Dónde y cómo contribuye la enfermería del trabajo en este proceso de favorecer la salud?

La relación enfermería–paciente, en el marco del sector laboral, se desarrolla en buena parteen el seno de las Mutuas Colaboradoras con la Seguridad Social, que dan cobertura tanto asistencial como económica a los trabajadores protegidos. Se atiende a individuos en activo, con edades comprendidas entre los 18 y los 65 años y con patologías derivadas de su actividad laboral. Teniendo en cuenta que un individuo ocupa una gran parte del día desempeñando su trabajo, cualquier hábito saludable que se instaure, tendrá una repercusión muy positiva.

Los enfermeros y enfermeras del trabajo tienen una relación con el paciente desde que éste acude por primera vez a las instalaciones sanitarias, tras un accidente de trabajo, hasta su recuperación. El papel de la enfermería es de gran importancia, tanto para efectuar cuidados asistenciales como para realizar labores preventivas,como vacunaciones o campañas sanitarias.

Desde el inicio de la relación con el paciente, el profesional de la enfermería va a ir facilitandoconsejos y recomendaciones que favorecerán su recuperación e irán encaminadas a mejorar su calidad de vida. El paciente percibe al personal de enfermería como apoyo en su proceso de recuperación y, además, se crean vínculos de confianza que son fundamentales para poder actuar en cambios de hábitos de conducta.

Nos encontramos con un amplio abanico de temas que pueden ser tratados con el paciente, tan importantes como la mejora de hábitos alimentarios, deshabituación tabáquica, y manipulación de cargas, entre otros.

A modo de ejemplo, cualquier patología osteomuscular se va a ver beneficiada por disminución de peso, hábitos posturales correctos y recomendaciones para realizar actividades cotidianas hasta su recuperación completa. Todo ello, obviamente, además de los tratamientos médicos, de fisioterapia o de enfermería más especializados.

Las recomendaciones de enfermería van enfocadas no sólo a tener repercusión durante la jornada laboral de forma exclusiva, sino más bien, lo ideal es que se extrapolen a su vida cotidiana y familiar, generando un efectopositivo en todo su entorno.

De este modo, he podido comprobar a lo largo de mi experiencia profesional de 15 años en el sector laboral, cómo gracias a la instauración de pautas de ejercicio y a la realización de acciones formativas en manipulación de cargas y hábitos posturales, los pacientes mejoran su calidad de vida, disminuyen las lesiones osteomusculares y adquieren hábitos saludables para su vida diaria.

Por tanto, la Enfermería del Trabajo es una buena vía de divulgación de aspectos relacionados con la salud para la sociedad, haciendo de la educación sanitaria una actividad que beneficia no sólo al trabajador, sino al resto de la sociedad, contribuyendo a la mejora de la salud colectiva en nuestro entorno.

Magdalena Macías Garrucho
Graduada en Enfermería del Trabajo
MC MUTUAL Málaga