Beatriz Sabrás Dulín, farmacéutica
Cuando durante las primeras semanas de esta emergencia sanitaria que estamos viviendo sólo se podía ir a los hospitales en casos de máxima urgencia y los centros de salud atendían vía telefónica para evitar la propagación del Covid-19, las farmacias y su personal se han revelado como uno de los últimos refugios a los que acudir.
Hablamos con una farmacéutica que, como todos sus compañeros de La Rioja, ha estado a pie de mostrador y de teléfono desde el primer día, todos los días; sin descansar uno solo, sin darse un solo respiro; en algunos momentos incluso sin disponer de una simple mascarilla. Pero siempre con el ánimo arriba a pesar de la tensión, a veces también sacando el carácter más fuerte para poder con todo sin desfallecer y no dejar a nadie sin ayuda. Están agotados, pero también están tremendamente satisfechos del trabajo que han llevado a cabo. Es Beatriz Sabrás Dulín, pero podría ser cualquier otro de los profesionales de oficina de farmacia que ejerce en nuestra Comunidad.
¿Qué nos puedes contar de lo que ha ocurrido en las boticas y reboticas estos dos últimos meses?
Muchas cosas, la verdad. Por ejemplo, que además de farmacéuticos hemos sido de todo y hemos estado sobrepasados de trabajo. Nuestro papel de psicólogos es bien conocido, pero durante estos meses esa labor ha sido tremenda porque la gente venía, y sobre todo nos llamaba por teléfono, llorando literalmente de miedo. Además, ocurría que un gran porcentaje de la población no acababa de tener claro qué tenía qué hacer y a qué teléfono tenía que llamar si se encontraba mal. Hay mucha gente, no solo mayor, que estaba muy confundida a pesar de que la información por parte de las autoridades era abundante. Y en medio de ese temor ir a la farmacia o hablar con nosotros, aunque fuera por teléfono, les tranquilizaba.
Durante las primeras semanas, las más delicadas de esta crisis sanitaria ¿las consultas de los clientes eran diversas o monotemáticas?
Esos primeros días todo era Covid. De pronto todo el mundo sentía que tenía Covid o por lo menos algún síntoma. El resto de dolores y dolencias pasaron a un segundo plano y daban igual. Un dolor de rodilla o de lo que fuera dejó de tener importancia. Es cuando compruebas que la enfermedad a veces toma tamaño en relación a la situación.
¿Se puede decir, entonces, que las farmacias han practicado más que nunca y en muchos sentidos labores de atención primaria?
Sin duda, porque date cuenta de que desde el 14 de marzo y durante gran parte del mes de abril ir a los centros sanitarios daba mucho respeto y además, era tal la avalancha de llamadas que las líneas que se habían habilitado estaban saturadas, así que la gente recurría a nosotros. Incluso muchas personas a las que su médico les había atendido perfectamente por teléfono salían de casa para venir a la farmacia porque necesitaban que alguien les viera en directo la erupción o la inflamación o la tos que tenían. Hay que entender que esta enfermedad es nueva y cada día aumentaban los síntomas relacionados con ella lo cual creaba una alarma tremenda. Hemos hecho también de fotógrafos y de intermediarios entre el paciente y el médico mandándoles a los sanitarios fotos de las dolencias. Muchas personas mayores no tienen móvil o no lo saben usar para enviar fotos por WhatsApp. Hay mucha gente que necesita ayuda y eso se ha visto estos días más que nunca.
¿Habéis pasado miedo en las farmacias?
En algunos momentos la verdad es que sí. En nuestro caso cuando a una compañera le dieron la baja por sospechas y también se tuvo que quedar en cuarentena otra compañera con la que compartía piso y entonces nos entró cierto pánico y tuvimos que aumentar todavía más las distancias entre nosotros y también con los clientes. Luego, cuando se supo que había dado negativo, regresó en parte la tranquilidad. Otro momento delicado fue al principio, cuando el Colegio de Farmacéuticos nos informó de que por normativa debíamos llevar medicación a personas enfermas o sospechosas de Covid que fueran vulnerables por la razón que fuera o bien porque estuvieran solas sin nadie que les pudiera hacer llegar los medicamentos. El primer caso que me tocó atender fue en una casa con una escalera muy muy estrecha y nosotros en la farmacia no disponíamos entonces de ni una sola mascarilla. Tuve que subir con una bolsa de plástico en la cabeza. Ahí la verdad es que pase un mal rato. Más adelante el Colegio nos facilitó una mascarilla que tuvimos que compartir entre nosotras hasta que conseguimos suministros y que íbamos desinfectando como podíamos con hidroalcoholes. Esos días fueron especialmente duros, pero también gratificantes por poder ayudar.
¿Habíais vendido hasta la última mascarilla y no teníais ni para vosotros?
Así es, cuando vendimos la última mascarilla a finales de febrero o primeros días de marzo en ningún momento fuimos conscientes de que nuestros proveedores nos iban a dejar de su suministrar material. Pero así fue.
O sea que a vuestra labor de farmacéuticos, psicólogos, informadores y fotógrafos habéis tenido que añadir una agresiva labor comercial en un más que dudoso mercado
La labor comercial ha sido tremenda y muy ardua. Buscar material y una vez que lo encuentras comprárselo a proveedores con los que nunca hemos tenido tratos por lo que hay que adelantarles el dinero y luego, después de todas esas horas de gestiones, muchos de esos pedidos no nos han llegado. Llamadas ingentes a teléfonos que nos facilitábamos entre los compañeros. De hecho, te diré que todavía el suministro no está del todo normalizado. Se relajó en un momento, pero cuando salió lo de las mascarillas no homologadas que habían llegado a algunas ciudades el mercado volvió a cortarse.
Qué tensión Beatriz
No te digo nada. Además te decían que según el día que aterrizara el avión con tu pedido las tasas serían mayores o menores, por lo que hasta que no llegaban a España no podíamos saber el precio final y si iba a ser un precio de mercado o no. Nosotros tuvimos cierta suerte porque justo cuando se cortó de nuevo el suministro nos acababa de llegar un gran pedido de los muchos que habíamos hecho y que no todos hemos recibido.
¿Notáis ya cierta vuelta a la normalidad? Bueno, a la nueva normalidad queremos decir
Todavía predomina el Covid, pero ya se nota que la gente está actualizando sus citas médicas. Nosotros les animamos a que acudan y les explicamos que en estos momentos es cuando más seguridad van a encontrar en los hospitales y centros de salud. Y además, es muy importante que vayan porque muchas personas con enfermedades crónicas o procesos médicos han descuidado su enfermedad.
¿Con qué recuerdo te quedas de estos días, Beatriz?
Con la dedicación de todo el personal de esta farmacia y estoy segura que el de todas. Desde los farmacéuticos hasta los auxiliares de farmacia. Ha sido impresionante y ejemplar la entrega de todos, la gran responsabilidad con la que han acudido cada día sin descanso aunque tuvieran las cervicales o el lumbago para quedarse en casa. Sabían que se les necesitaba y ha sido emocionante.