España es el país de la Unión Europa en el que los jóvenes comienzan antes a fumar.

La última Encuesta sobre Alcohol y otras Drogas en España 2017-2018 ha dado la voz de alarma: el consumo de tabaco ha registrado un repunte del 3 por ciento en los últimos dos años y las cifras de fumadores son similares a 1997, antes de que se aprobara la ley antitabaco.

Un cambio de tendencia muy preocupante que se percibe en el ambiente y que ahora certifica la Encuesta y que retrotrae a España al escenario previo a la ley, en concreto “a cifras muy similares a las de 1997”.

La XII Encuesta sobre Alcohol y otras Drogas en España (EDADES) es la radiografía más completa del consumo de sustancias. Según este estudio, las drogas legales más extendidas son el alcohol y los hipnosedantes, mientras que entre las ilegales destaca el cannabis, seguido de lejos por la cocaína. Los datos muestran, además,  que un 34 % de los españoles consume tabaco a diario, sobre todo en cajetilla, una cifra que en 2015 se situaba en el 30,8 %. El aumento es más preocupante aún si cabe si se tiene en cuenta  que un 5 % del incremento experimentado en los últimos dos años está protagonizado por jóvenes que han comenzado a fumar.

España trabaja junto a los Estados miembros en identificar las medidas más eficaces para prevenir el consumo de tabaco y limitar sus efectos en el fumador pasivo. Desde el Ministerio de Salud  no se descarta  estudiar algunos espacios que “hayan quedado mal regulados o escasamente regulados” en la ley, teniendo en cuenta, además, la aparición de nuevos dispositivos, como los cigarrillos electrónicos, si bien han matizado este es uno de los asuntos que tratan conjuntamente con la UE. Lo que sí ven necesario es una  campaña preventiva dirigida, sobre todo, a evitar el inicio del tabaco entre los más jóvenes. En la actualidad el 33% de las chicas y el 29% de los chicos españoles de entre 14 y 18 años son fumadores y el 12,5% lo hace diariamente. Una cifra alarmante que coloca a España al frente de la Unión Europa, siendo el país en el que los jóvenes comienzan antes a fumar.

FUMAR ES UNA ENFERMEDAD

Para curarse del tabaquismo no hay que rechazar ningún tipo de ayuda porque aunque es importante saber que el fumar se puede curar, también es importante tener claro que no es fácil, que requiere de una gran fuerza de voluntad por parte del enfermo y que toda ayuda es poca al emprender el tratamiento.

El primer paso para curarnos es querer curarnos y haber tomado la decisión por convicción propia. Dejar de fumar es una decisión que sólo puede tomar uno mismo. Por mucho que nos lo aconsejen, e incluso por mucho que lo deseemos, sólo cuando el fumador toma la decisión hay posibilidades de conseguirlo.  No existe una sola manera para abandonar el hábito de fumar que nos asegure el éxito, no hay un método, pero sí existen algunos requisitos que nos pueden ayudar a lograrlo.

Una vez tomada la decisión el primer paso es escribir las razones por las que se desea dejar de fumar de tal forma que durante el proceso podamos repasarlas cuando las fuerzas nos flaqueen. Las más poderosas suelen estar relacionadas con  la preocupación por padecer una enfermedad relacionada con el hábito de fumar o la cercanía de alguien que esté sufriéndola.

Una vez tomada la decisión y enumeradas las motivaciones, conviene  fijar una fecha y establecer un plan que ayudará a alcanzar la siguiente etapa para empezar a abandonar el hábito. La elección de una fecha no es baladí. Se trata de un paso clave. Conviene elegir una fecha no muy lejana, como mucho del siguiente mes, y  convertirla en el “Día para dejar de fumar”. El riesgo de fijar una fecha excesivamente lejana es que deja tiempo para cambiar de opinión. Una vez escogida señale con un círculo la fecha en su calendario y haga un compromiso firme y personal de abandonar el hábito en esa fecha.

Hay personas que logran dejar de fumar de manera individual y sin ayuda, pero también existen recursos para estar acompañados durante el proceso que no hay que desdeñar. En este caso se recomienda acudir al Centro de Salud de referencia para hablar con el médico de cabecera o la enfermera con el fin de que evalúe cómo nos afecta la enfermedad: número de cigarrillos que fumamos al día, en qué momentos, si ya hemos intentado dejarlo previamente... Con toda esta información el facultativo nos ofrecerá, además de unas pautas generales, un seguimiento periódico para reforzar la motivación. En caso de ser necesario nos recomendará o facilitará información sobre los tratamientos farmacológicos disponibles.

Además de en el Centro de Salud, en La Rioja también se puede buscar ayuda en los Programas de Apoyo de la Comunidad Autónoma que ofrecen asistencia a grupos de ayuda a través del teléfono gratuito
900-714110. En estos grupos, con sesiones semanales que normalmente atiende un médico, un psicólogo o una enfermera, se hace un balance de situación de cada asistente. En la segunda sesión, el grupo marca una fecha para dejarlo y en cada sesión se comparten experiencias, consejos, recursos, se habla de las recaídas… Tras dos meses de terapia grupal semanal, cada paciente continúa con su proceso y se le ofrece hacer un seguimiento periódico hasta el primer año. No todo el mundo necesita o encaja en un grupo, pero para muchos fumadores es la manera de encontrar un punto de apoyo, de ayuda, un espacio de tiempo donde compartir el mismo fin con otras personas y adquirir un alto nivel de compromiso para dejar de fumar.

Está comprobado que la nicotina es la droga legal más adictiva que existe. Por eso dejar de fumar es un proceso largo y complicado. El cerebro del fumador está controlado por la dependencia o adicción a esta sustancia por lo que dejar de fumar provoca el conocido síndrome de abstinencia, que puede provocar dolor de cabeza, irritabilidad, dificultad para dormir, tensión, dificultad para concentrarse y aumento del apetito.
Estos síntomas se manifiestan, sobre todo, a partir del segundo y el tercer día y van disminuyendo hasta comenzar a desaparecer a partir de las dos semanas, o más. “Visitar al profesional que nos apoya en este período crítico aumenta las posibilidades de éxito”.

La constancia es la gran aliada en esta batalla contra la enfermedad del tabaco. Constancia a lo largo de no pocos meses, por no decir constancia para toda una vida. De hecho, aunque se considera que tras un año sin fumar se es ya exfumador, en realidad se es dependiente para siempre. Por este motivo, una vez pasado el tiempo, es importantísimo desterrar la idea de “por uno que me fume no pasa nada“, que es la causa de la mayor parte de las recaídas, ya que una sola calada vuelve a engancharnos al hábito, disparando de nuevo todo el mecanismo de la adicción y haciéndonos enfermar de nuevo.

CADA INTENTO ES UN APRENDIZAJE

Ya habíamos dicho que dejar de fumar es posible. Cada intento fallido no hay que verlo sólo como un fracaso, sino también como una experiencia de aprendizaje que nos ayudará para tener éxito en el siguiente intento. En caso de recaída la experta recomienda valorar la situación: “¿Era el mejor momento? ¿Qué falló? ¿Cuánto tiempo he estado sin fumar? ¿Por qué he vuelto? ¿En qué entorno?”. No hay que olvidar que el sólo hecho de tomar la decisión de dejar de fumar es un logro y que lo importante es perseverar y volver a intentarlo.

Prepararse para el “Día para dejar de fumar”:

  • Seleccione la fecha y márquela en su calendario.
  • Informe a sus amigos y familia sobre el “Día que dejará de fumar”.
  • Deshágase de todos los cigarrillos y ceniceros que haya en su casa, automóvil y trabajo.
  • Tenga disponibles sustitutos orales: goma de mascar sin azúcar, trozos de zanahoria, caramelos macizos, palitos de canela, agitadores de café, popotes o sorbetes y/o palillos de dientes.
  • Establezca un plan. ¿Utilizará terapia de reemplazo de nicotina u otros medicamentos? ¿Irá a alguna clase para dejar de fumar? De ser así, inscríbase ya.
  • Practique decir, “No gracias, no fumo”.
  • Establezca un sistema de apoyo. Éste puede consistir en un programa de grupo o un amigo o familiar que haya dejado de fumar y que esté dispuesto a ayudarle.
  • Pídale a su familia y a sus amigos que aún fuman que no fumen a su alrededor ni que dejen los cigarrillos donde usted pueda verlos.
  • Si usted está usando bupropión o vareniclina, tome su dosis cada día hasta el día que fijó para dejar de fumar.
  • Piense sobre sus intentos previos de dejar de fumar. Procure determinar qué fue lo que funcionó y qué fue inútil.

Dejar de fumar con éxito es cuestión de planificación y compromiso, no de suerte. Decida ahora cuál será su propio plan.

El día que deje de fumar, revise estas recomendaciones

  • No fume. Esto significa en lo absoluto: ¡ni siquiera una bocanada!
  • Manténgase ocupado (trate de caminar, haga rondas breves de ejercicios u otras actividades o pasatiempos).
  • Tome mucha agua y jugos.
  • Comience a usar la terapia de reemplazo de nicotina, si así lo ha elegido.
  • Asista a una clase para dejar de fumar o siga su plan de autoayuda.
  • Evite las situaciones donde el deseo de fumar es incontenible.
  • Evite las personas que fuman.
  • Beba menos alcohol o absténgase por completo.
  • Piense sobre cómo puede cambiar su rutina. Use un camino diferente para ir al trabajo. Tome té en lugar de café. Desayune en otro lugar o coma distintos alimentos.

Consejos para ayudar a combatir el impulso de fumar:

  • Espere unos 10 minutos. Repita si es necesario.
  • Respire profundamente. Cierre los ojos, inhale lentamente por la nariz y exhale por la boca. Imagínese sus pulmones llenos de aire limpio y fresco.
  • Beba agua lentamente, sorbo a sorbo.
  • Haga algo distinto. Algunas actividades provocan ansias de fumar. Levántese y camine por los alrededores.