Los dolores crónicos más comunes son las lumbalgias, las migrañas, la artrosis y la artritis

Recientes estudios indican que educar a las personas en la neurofisiología de su dolor, explicarles qué les pasa, por qué y cómo funciona su dolencia, les hace mejorar y tiene un efecto terapéutico

Desde 2007 la Organización Mundial de la Salud considera el dolor crónico como una enfermedad que se ha convertido en un grave problema de salud pública puesto que lo padece una de cada cinco personas en el mundo. En España, según datos de la Sociedad Española del Dolormás de seis millones de personas adultas viven a diariocon dolor crónico (en la espalda, las articulaciones, la cabeza, la zona pélvica…).Gran parte de esos seis millones de personas son mujeres, el 61% frente al 39%, y es bastante habitual que se resignen a convivir con él y lo consideren parte de su vida. “Si a partir de cierta edad no te duele nada es que estás muerto” “este dolor se cura cuando te mueres” son dichos populares que reflejan hasta qué punto tenemos interiorizado que ciertos dolores son algo natural que forma parte del paso del tiempo. Se estima que el dolor crónico es una de las principales causas de consulta médica y uno de los principales motivos de baja laboral en España.

Varias asociaciones y entidades médicas definen el dolor crónico como un dolor continúo que se prolonga más de seis meses o más allá del tiempo estimado de cicatrización de tejidos o de la enfermedad subyacente que lo provoca.A diferencia del dolor agudo, que se considera una respuesta normal y predecible, claramente localizado, con duración limitada y que remite cuando la lesión desaparece. Según la Asociación Internacional de Estudio del Dolor (IASP) ‘el dolor crónico es aquel que no finaliza cuando cesa la causa que lo originó sino que persiste en el tiempo y afecta severamente a la esfera emocional, familiar y laboral’.Por este motivo, los especialistas consideran que tiene un efecto devastador en las personas que lo sufren ya que disminuye su calidad de vida, dificulta su participación plena en la vida social y familiar y, en muchas ocasiones, disminuye su capacidad para trabajar de manera productiva.

En España desde hace varios años, y en La Rioja concretamente desde el 2003, se crearon dentro del sistema sanitario las Unidades del Dolor destinadas a estudiar y tratar el dolor de muy difícil control.

Normalmente el dolor es una advertencia que actúa como señal de alarma de nuestro cuerpo para detectar una lesión o una enfermedad, avisándonos de que algo no funciona correctamente en nuestro organismo.Según los profesionales, el dolor crónico se puede distinguir entre nociceptivoque suele surgir como consecuencia de una enfermedad persistente o un accidente (heridas menores, quemaduras de primer grado y dolores más profundos en músculos, huesos, articulaciones, ligamentos, tendones, vasos sanguíneos) y el neuropático que se da a consecuencia de una alteración o ‘fallo’ en nuestro propio sistema de alarma(lesión en estructuras del sistema nervioso periférico o central del cerebro).Algunos dolores crónicos como la neuropatía diabética, el dolor en el miembro fantasma y la neuralgia post-herpética, tienen este origen neuropático (la cirugía de la mama, en la zona del tórax o la amputación de alguna extremidad puede producir una sensación de quemazón persistente o descargas eléctricas).Además, en un alto porcentaje hay dolores crónicos como el dolor lumbar o el dolor oncológico que se consideran mixtos porque presentan componentes nociceptivos y neuropáticos. Los dolores crónicos más comunes son las lumbalgias, de las cuales el 80% son de origen inespecífico, las migrañas, la artrosis o la artritis.

Pero uno de los rasgos más complejos del dolor crónico es que, a diferencia del dolor agudo, cuesta aplacarlo sólo con medicamentos. Por este motivo y con el fin de obtener los mejores resultados, la mayoría de los médicos son partidarios de combinar los tratamientos farmacológicos con los no farmacológicos (infiltraciones, rehabilitación, cirugía…). En este punto es importante comprender que un mismo dolor no es experimentado de igual forma por distintas personas y que, a pesar de los avances, desafortunadamente hay muchos tipos de dolor para los que no se disponede tratamiento y tan solo algunas alternativasofrecen un alivio parcial.

El Colegio Oficial de Fisioterapeutas de La Rioja celebró recientemente la charla Vivir con dolor crónico en la que el reconocido fisioterapeuta y profesor de Fisioterapia en Salud Mental en la Fundación Universitaria del Bages (Barcelona), Óscar Rodríguez Nogueira, habló del papel clave que juega su especialidad en el tratamiento deestos pacientes parapermitirles volver a la actividad y a una vida sin dolor.‘Recientes estudios indican que entender y educar a las personas en la neurofisiología de su dolor, explicarles lo que les pasa y cómo funciona, mejora su dolencia y por lo tanto tiene un efecto terapéutico’, señala el especialista. Rodríguez Nogueira indica que los estudios que han comenzado a realizarse con el uso de resonancias magnéticas para medir la respuesta neuronal al dolor van a ofrecer multitud de datos interesantes en los próximos 10-12 años sobre cómo funciona el cerebro.

¿Porqué, a veces, cuando hay daños en tejidos que se ‘curan’ aún así el dolor continúa? ¿O incluso hay ocasiones en las que las personas sienten dolor sin que haya una causa aparente? El dolor es una señal de alarma del sistema nervioso para indicar que algo está pasando en nuestro organismo. Pero hay ocasiones en las que este mismo sistema evalúa un daño donde no lo hay, cree que está pasando algo aunque no sea así.‘Esto ocurre por ejemplo cuando hay pacientes que manifiestan dolor en el miembro fantasma tras una amputación. Diversos estudios han confirmado que esto puede deberse a la memoria del dolor grabada en nuestro sistema nervioso’, señala el especialista.

En este sentido, Rodríguez Nogueira indica que, como señalan los datos de diferentes estudios,‘cada día hay más gente que sufre dolor y las técnicas para aplacarlo, que normalmente combinan el tratamiento farmacológico con técnicas pasivas, no están ofreciendo resultados. Por este motivo debemos cambiar el paradigma y la forma de entender el dolor’. Desde este punto de vista, el fisioterapeuta propone ‘un tratamiento activo adecuado a cada paciente tras explicarle la neurofisiología de su dolor y conocer cómo se siente. Se trata de hacerle entender que no debe sentir ‘miedo’ ya que si el paciente cree que no puede resulta muy complicado. Hay que tratar a la persona de forma integral, trabajar para que se active, se mueva y retome algunas actividades que le gusten restando sensibilidad a lo que pueda resultarle doloroso. A veces es un proceso lento que poco a poco debe ir en aumento.’