El verano es una de las épocas del año más delicadas para los pies, una de las partes del cuerpo a la que menos atención préstamos y que más descubierta y expuesta se encuentra a papilomas, hongos y micosis especialmente en la temporada de piscinas y playa.

Hablamos con el podólogo riojano Óscar Santolaya sobre cómo evitar contagios y también sobre el tratamiento más adecuado si fuera necesario.

Como recuerda Santolaya, aunque el pie hay que cuidarlo y mimarlo en cualquier momento del año, en la época estival conviene aumentar las precauciones dedicando una atención especial a su higiene diaria y manteniéndolos con una buena hidratación. Y es que actores como el calor, la humedad y el andar descalzos por zonas comunes en las que confluye mucha gente, como playas o piscinas, son las principales causas que hacen proliferar las infecciones en los pies. Los hongos (infecciones micóticas) y los papilomas (verrugas plantares) son las patologías más comunes.

Los hongos, también conocidos como pie de atleta, es una infección micótica muy común que se contagia principalmente en ambientes húmedos en los que la gente camina descalza como en las duchas públicas, los vestuarios o las piscinas. No es algo grave, pero sí resultan muy molestos porque el picor puede llegar a ser muy fuerte. Lo más frecuente es que aparezcan entre los dedos, pero se pueden localizar en cualquier zona del pie.

Por su parte los papilomas o verrugas plantares están causados por el virus del papiloma y son más frecuentes en verano porque al caminar descalzos con mayor frecuencia, aumentan los contagios. Los principales perjudicados son los niños, los adolescentes y las personas con un sistema inmune débil. Su aspecto es parecido al de un heloma (callo) o un pequeño objeto clavado en el pie.

ESTOS CONSEJOS FUNCIONAN

Para prevenir este tipo de infecciones y dolencias el podólogo Óscar Santolaya nos hace unas sencillas recomendaciones: usar chancletas en piscinas, saunas, vestuarios de gimnasio… evitando en la medida de lo posible andar descalzo en las zonas comunes; secarnos bien los pies después del baño, insistiendo en la zona entre los dedos y evitando dar crema precisamente en esa zona;  evitar utilizar el  calzado de otra persona, especialmente las chanclas; utilizar antitranspirantes si nos suda mucho el pie para evitar que sea un medio de cultivo para los hongos; y por último revisarnos los pies de manera cotidiana para descartar cualquier lesión dérmica y de esta manera evitar el contagio, tanto a nuestros familiares como al resto de la gente.

Además de estas pautas, Santolaya recalca que es importante utilizar el sentido común y no olvidar que, aunque utilicemos chancletas para las zonas comunes, ‘no es bueno abusar de este tipo de calzado por lo que deberíamos utilizarlo tan sólo de manera puntual, y en ningún caso, de manera normalizada, ya que su uso excesivo puede acarrear otro tipo de lesiones’. En cuanto a los esmaltes de uñas recomienda utilizarlos lo menos posible y aprovechar para dejar la uña al aire después de muchos meses cerrada durante el invierno.

Si aún siguiendo todas estas precauciones observamos que en nuestros pies puede existir alguna infección Santolaya indica que lo más importante es acudir al especialista, podólogo o dermatólogo, y no hacer caso de los remedios caseros que pueden complicar la lesión. Tanto el papiloma como los hongos, si se tratan de manera adecuada y a tiempo, responden muy bien a los tratamientos: el papiloma suel ecurarse con tratamiento queratolíticos, quemaduras químicas o cirugía, mientras que en el caso de los hongos es fundamental hacer un cultivo de la zona para ver el tipo de hongo que está provocando la afección y decidir entre tratamientos locales a base de pomadas u otros como el tratamiento oral con pastillas”.

Una visita al especialista antes de la llegada del verano para hacer una puesta a punto del pie nos permitirá afrontar mucho mejor estos meses.