Teófilo Lobera
Jefe de Alergología del Hospital San Pedro

Hasta ocho de cada diez casos de asma tienen un origen alérgico, según datos de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC). Es el segundo motivo de consulta entre los pacientes que acuden por primera vez a un servicio de Alergología, sólo por detrás de la rinitis alérgica, según informes de esta Sociedad. El doctor Teófilo Lobera, Jefe de Alergología del Hospital San Pedro, nos acerca a esta enfermedad y subraya la necesidad de tener un diagnóstico, un tratamiento ajustado y un seguimiento de la medicación para evitar consecuencias que pueden llegar a ser graves.

¿Qué es el asma de origen alérgico?

Es ese tipo de asma en el que podemos reconocer o encontrar una causa alérgica. Si podemos evitar el alérgeno que causa ese asma, resolveremos el proceso. Pero en el caso de que no sea posible evitar la exposición al agente causal porque está en el ambiente, nos podemos plantear la posibilidad de poner una vacuna porque es el único tratamiento específico que va a la causa y que va a impedir que el proceso evolucione y se complique. En el 70% de los casos la vacuna ofrece una mejora clínica. Y si no, se puede usar el mismo tratamiento farmacológico que utilizamos en el asma no alérgico.

¿Por qué y cuándo se origina?

Son las preguntas que siempre nos hacemos y que tenemos sin resolver. Desde que aparecen los síntomas de alergia estos tienden a ir aumentando progresivamente de año a año, de mes a mes. Es la tendencia natural del proceso. Lo más frecuente es que empiece siendo una rinitis y a lo largo de la evolución pueda llevar asociado un asma. De hecho, el 80% de los casos de asma alérgico tiene asociada una rinitis y tenemos que tratar las dos patologías. Aunque siempre se piensa en la primavera, porque hay un gran número de pacientes que son alérgicos a pólenes, los pacientes que tienen alergia a los ácaros del polvo pueden tener síntomas en cualquier época del año, sobre todo en las que hay más humedad, como el otoño y el inicio de la primavera. En el caso de que haya una alergia a esporas de hongos, no hay una estacionalidad clara, suele ser cuando se producen cambios bruscos de humedad y temperatura. Y en las alergias al epitelio de los animales, cuando se está expuesto al animal.

¿Qué alérgenos pueden originar con más frecuencia un ataque de asma?

Aquí en La Rioja, por orden de sensibilización, lo más frecuente son los pólenes. El siguiente que más problemas da son los ácaros del polvo; y en tercer lugar los hongos, que son más frecuentes en la infancia. Y luego los epitelios de animales, sobre todo del gato.

¿Cuáles son los síntomas y qué hay que hacer ante una crisis asmática?

La crisis aparece rápidamente y en tan sólo una hora el cuadro clínico es intenso: tos, opresión en el pecho, ahogo, ruidos y pitos. En ese caso hay que actuar rápidamente y poner medicación. Si un paciente está diagnosticado y tiene la medicación, sabe lo que tiene que hacer; pero si no tiene medicación debe ir a urgencias porque una crisis asmática sin tratamiento puede ser grave.

Entonces, el diagnóstico y el tratamiento son cruciales para evitar futuros problemas

Es muy importante tener un diagnóstico causal lo antes posible porque uno puede tener una rinitis, o una conjuntivitis, o un asma y tomarse un broncodilatador o un antihistamínico y estar más o menos controlado; pero ese control parcial no impide que el proceso siga evolucionando. Una persona que tiene síntomas de rinitis o asma debe tener una valoración médica para saber si tiene causa alérgica. El 80% de los procesos respiratorios de este tipo pueden tener causa alérgica, entonces tiene que plantearse tomar medicación o incluso ponerse una vacuna.

¿Qué pruebas hay que hacer para confirmar un asma alérgica?

Primero hay que confirmar el asma. Además del cuadro clínico del paciente (tos, pitos, ahogo, presión torácica) hay que hacer pruebas de función respiratoria como la espirometría que confirme que hay ese tipo de alteración y, además, debemos tener un test de broncodilatación positivo, es decir, una prueba basal, en la que le damos al paciente un inhalador y repetimos la prueba a los 20 minutos para confirmar el asma. Si se confirma, tenemos que saber si es asma alérgica y, en ese caso, hacer las pruebas cutáneas de alergia básicas para determinar la intensidad. Una vez que tenemos el perfil alérgico del paciente vemos si se puede evitar el alérgeno poniendo vacunas o con medicación.

¿En qué consiste el tratamiento?

Siempre con un broncodilatador, que lo que hace es revertir el espasmo bronquial. Desde hace años se le da mucha importancia al componente inflamatorio. Cuando las crisis son pequeñas y se repiten con el paso del tiempo, no es tan clara la causa, pero se produce un efecto inflamatorio. En esos casos es aconsejable añadir un corticoide inhalado que suma corticoide e inhalador.

¿Con un tratamiento adecuado, un paciente puede hacer una vida normal, incluso practicar deporte?

Sí. Se trata de que el paciente lleve la vida lo más normalizada posible y dejarle una medicación de rescate para los “momentos pico”. Ahí entramos en la fase de un asma controlado que es aquel en el que el paciente con la medicación no tiene ningún síntoma y lleva su vida normal. Pero si debe utilizar con frecuencia la medicación de rescate, tiene despertares nocturnos o afecta a la actividad diaria del paciente, ese asma no está controlado.

Entonces, ¿podemos atajarlo?

Hay estudios que confirman que la vacuna es el único tratamiento que va a la causa e impide que el proceso vaya a más y que se añadan nuevas sensibilizaciones. Entre el 70 y el 90% de los pacientes mejoran con la vacuna e impide que el proceso vaya a más. El resto de tratamientos que se utilizan (broncodilatadores, antihistamínicos,...) hace que uno conviva con su enfermedad, pero la evolución será la que tenga que ser.