Doctor Jorge Martínez-Íñiguez Blasco. Jefe de Servicio de Traumatología del Hospital San Pedro

En los casos severos es importante actuar en la época de crecimiento.

Una de las consultas más frecuentes en ortopedia infantil es la dismetría de las extremidades, en la mayoría de los casos al detectarse una diferencia de longitud entre una pierna y la otra cuando las caderas están al mismo nivel. El dato positivo es que frecuentemente la diferencia es menor de un centímetro, por lo que suele pasar desapercibida, no requiere tratamiento ni provoca repercusiones funcionales o alteraciones posturales. Aún así, para saber en qué casos debemos acudir a un especialista desde Saludable abordamos este tema con el doctor Jorge Martínez-Íñiguez, jefe del Servicio de Traumatología del Hospital San Pedro.

¿Qué es la dismetría?

La dismetría es la diferencia de longitud entre las extremidades superiores o las inferiores, es decir, entre las dos piernas o los dos brazos. Se puede dar en ambos casos, aunque las consultas que más frecuentemente atendemos se dan cuando una pierna es más larga que la otra. En los brazos es muy infrecuente y como no crea ningún problema funcional no suele tratarse, salvo que sea un caso muy llamativo.

¿Se trata de una consulta frecuente?

No, ya que en la mayoría de los casos la diferencia de longitud entre las extremidades inferiores es menor de un centímetro, tan pequeña que ni siquiera se diagnostica. En la actualidad, aproximadamente el 10% de la población tiene una pierna más larga que la otra y es algo normal.

También existen diferencias mayores provocadas por lesiones congénitas, traumatismos o diferentes enfermedades, pero son casos muy infrecuentes.

¿De qué manera afectan las dismetrías en la salud?

Si la dismetría es de un centímetro o menor, no afecta. Cuando es mayor, de hasta tres centímetros, puede causar alteraciones en la columna, el equilibrio, causar dolor lumbar, cojera… Y si es muy grave, con una diferencia de más de 5 centímetros, suele provocar problemas mucho más severos que hay que compensar con cirugía o con aparatos.

¿Se trata de una dolencia más preocupante en el caso de los niños? ¿Es importante detectarla a tiempo?

Hay que estar más alerta por la progresión, es decir, si vemos una dismetría en un niño tenemos que estar pendientes porque con el crecimiento hay veces que se compensa, pero también puede agravarse. A veces si la dismetría es de un centímetro o centímetro y medio a lo mejor cuando crezca se convierte en tres, por eso hay que estar vigilantes en las épocas de mayor crecimiento que suelen producirse entorno a la pubertad. En el caso de las chicas alrededor de los 11-12 años y en el de los chicos algo más tarde, con 13 o 14 años.

¿Cómo se corrigen los problemas que puede ocasionar? ¿Existen tratamientos o intervenciones para mejorarlos?

Nada de lo que hagamos normalmente de forma externa va a cambiar la evolución o la progresión de la dismetría, aunque cuando se dan casos de un centímetro o por debajo se compensan bastante bien y por lo general no hace falta hacer nada. Si se pasa del centímetro y medio es común colocar un alza para compensar las piernas y evitar las alteraciones posturales o en la columna. Y en otras ocasiones, si ya pasamos de esas longitudes, hay que hacer correcciones quirúrgicas.

¿Y qué tipo de intervenciones se realizan?

Cuando son por debajo de los tres centímetros suele ser suficiente con realizar un frenado de la zona de crecimiento de la pierna más larga y que se iguale con la corta. Para esto hay que hacer un cálculo de las curvas de crecimiento y cuando finalice ese crecimiento realizar el frenado. En este punto lo más importante es hacerlo en el momento adecuado ya que si se realiza antes haremos más larga la otra pierna y si lo hacemos muy tarde no se logrará la corrección. Por eso la complejidad del tratamiento no es tanto la técnica, relativamente estándar, sino el momento en el que hay que hacer ese frenado calculando el tiempo del crecimiento de cada niño. En el caso de las chicas se hace antes y en el de los chicos más tarde, aunque lo más frecuente es hacer un estudio de las zonas de crecimiento del hueso para valorar la maduración en cada caso, ya que todos los niños no lo hacen a la misma edad, y cuando vemos que le quedan un par de años de crecimiento comenzamos el frenado.

¿Y en el caso de las de dismetrías más severas?

En los casos de diferencias de longitud más importante no podemos frenar el crecimiento porque entonces creamos una talla muy baja así que lo más común en estos casos es hacer un alargamiento para estimular el crecimiento de la otra pierna.

También hay pacientes que tras ser operados notan que una pierna ha quedado más larga que la contraria ¿se trata solo de una sensación? ¿qué hay de cierto en lo que se denomina dismetría funcional?

Se trata de dismetrías que denominamos ‘ficticias’ en las que realmente si medimos las piernas no hay alteraciones ni diferencias. Esto suele darse por bloqueo de la cadera, por una báscula de la pelvis o porque la rodilla está un poquito en flexión después de una cirugía. Por eso el paciente tiene esa sensación de dismetría, pero si en la consulta hacemos una medición exacta con una radiografía comprobamos que ambas piernas son iguales. Esto confirma que no es un problema de la longitud de las piernas, sino que hay una contractura en flexión de la cadera o de la pelvis que está basculada, lo que suele ocurrir normalmente tras una cirugía, por artrosis o problemas en la columna.

Para terminar lo importante es señalar que la mayoría de dismetrías no provocan ninguna repercusión funcional. De hecho, casi siempre son detectadas por las madres, los niños o en las tiendas cuando por ejemplo toman los bajos de un pantalón, pero lo más común es no tener que hacer nada. En el caso de las más importantes hay que valorarlas con los especialistas para comprobar si es suficiente con un alza o si hay que hacer algún tipo de cirugía, aunque son muy infrecuentes.