Historia de la espirometría
Hace dos siglos, un cirujano inglés llamado John Hutchinson, inventó una campana calibrada sellada de agua, que permitía recoger el volumen de aire espirado después de una inspiración máxima. Con este rudimentario equipo, describió en 1846 el primer parámetro espirométrico, la capacidad vital o capacidad “para vivir”. Esta denominación no fue casual, puesto que la capacidad vital, predecía la supervivencia.
En aquella época la tuberculosis era endémica en Europa y las complicaciones de ésta, generaban graves lesiones fibróticas en los pulmones, así como también, eran endémicas las lesiones pulmonares producidas en los trabajadores de las minas de carbón.
La medición de la capacidad vital con el espirómetro en estos pacientes, predecía mortalidad y el índice de supervivencia con gran exactitud. Investigaciones que siguen vigentes en la actualidad, han sido confirmadas recientemente en publicaciones del año 2011. De tal manera, que tener una función pulmonar normal (capacidad vital normal) es sinónimo de mayor supervivencia.
Qué es la espirometría
La Espirometría es una prueba fundamental para evaluar la función pulmonar. Nos da información de la cantidad de aire total que tienen nuestros pulmones y de la velocidad con la que desplazamos esos volúmenes de aire (flujos pulmonares). Como se puede sobreentender es una prueba básica en el estudio de las enfermedades respiratorias, que sirve para valorar el rendimiento pulmonar y además el estado de salud.
Se trata de una prueba muy simple pero que nos aporta una información muy valiosa. Es sencilla y rápida de realizar, fácil de interpretar, no invasiva (no hay que pinchar), no irradia y da una gran información, tanto de nuestra salud respiratoria, como de nuestro pronóstico de supervivencia.
Cómo hacemos una espirometría
Para su realización se debe respirar de forma forzada a través de una boquilla con filtro. Inspiramos y cogemos todo el aire que podamos y una vez llenos los pulmones de aire, de forma rápida y enérgica, se espira ese aire hasta vaciar los pulmones. Posteriormente el equipo de espirometría integra esa información y se obtienen las medidas de volúmenes pulmonares y flujos.
Indicaciones de la espirometría
Las aplicaciones clínicas de la espirometría son incuestionables y crecientes. Es un procedimiento esencial en el diagnóstico y seguimiento de todas las enfermedades respiratorias (EPOC, asma bronquial, bronquiectasias, fibrosis pulmonar, enfermedades neuromusculares, etc). Sirve para valorar el riesgo quirúrgico y complicaciones en intervenciones de cirugía torácica y cirugía abdominal. Reconocimientos médicos.
En los últimos años, se han descrito diversas e importantes aplicaciones de la espirometría fuera del campo del sistema respiratorio. Se ha demostrado que puede predecir la muerte de origen cardiaco o cerebro-vascular. Está demostrado que una espirometría anormal supone un riesgo de cuatro a seis veces mayor de padecer cáncer de pulmón con respecto a sujetos con espirometría normal. La función pulmonar anormal, estimada mediante la espirometría, también se relaciona con muerte de cualquier origen.
Debemos hacer lo posible para poner la espirometría al alcance de las personas fumadoras y/o con síntomas respiratorios.
Futuro de la espirometría
El impacto creciente de las tecnologías de la información y comunicación (TIC) en medicina son una realidad y no cabe duda que la espirometría no será ajena a estos cambios tecnológicos, es preciso que la espirometría esté en la historia clínica como se merece, por historia y utilidad clínica. Sólo integrando la función pulmonar en los registros informáticos, podremos garantizar un adecuado control de la calidad y una expansión de la espirometría como instrumento básico de evaluación de la salud.
Razones para realizar una espirometría
- Si es o ha sido fumador.
- Si ha tenido dificultad respiratoria en los últimos años.
- Si nota fatiga al subir escaleras.
- Si no puede realizar ejercicio físico de la misma manera que solía hacerlo.
- Si está preocupado por el rendimiento durante el ejercicio o la realización de deporte.
- Si ha tenido un catarro prolongado, durante meses o años.( ej: un catarro de fumador).
- Si tiene una respiración sibilante en los últimos años.
- Si expectora mocos incluso cuando no ha tenido catarro.
- Si ha estado tomando tratamiento por una enfermedad pulmonar (p.ej: inhaladores).
- Si usted está preocupado por su salud pulmonar.
- Si usted nota como si no tuviera suficiente aire al respirar.
- Si usted nota dolor al espirar o inspirar.
Tabla 1: Instrucciones previas para realizar una Espirometría
La espirometría es una prueba sencilla y fácil de realizar que consiste en respirar a través de una boquilla –tubo- del espirómetro.
Mediante esta prueba su médico obtendrá una información muy valiosa del funcionamiento de sus pulmones ya que determina y cuantifica los volúmenes (cantidad de aire de los pulmones) y los flujos de aire que generan.
Existen una serie de recomendaciones previas que mejoran y facilitan la interpretación de los resultados:
- No fumar, al menos en las horas previas.
- Evitar la comida abundante (2-3 horas antes).
- Abstenerse de bebidas estimulantes (café, té, cola, etc).
- No tomar fármacos broncodilatadores –inhaladores- (en caso de que los tome): Deberá suspenderlos antes de su realización:
- 6 horas antes para broncodilatadores de corta duración: salbutamol, terbutalina.
- 12 horas antes para broncodiladores de larga duración: salmeterol, formoterol.
- 24 horas antes para broncodiladores de acción prolongada: indacaterol.
Si padece alguna de estas enfermedades se lo deberá comunicar al técnico que realiza la espirometría: Arritmias cardiacas, hipertiroidismo, infartos y aneurismas recientes, desprendimiento de retina o alguna intervención reciente.